NUEVA YORK, 10 de abril (C-Fam) Un informe del gobierno revela que dos agrupaciones internacionales que defienden el aborto recibieron 128 millones de dólares de Usaid, organismo federal que distribuye ayuda al exterior.
Una de ellas, la Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés) trabaja en la ONU. Su objetivo es exigir a los países que consideren el aborto como derecho e incluirlo en programas mundiales sanitarios y contra la pobreza. La otra, el Consejo de Población, trabaja para hacer que el aborto se encuentre ampliamente disponible en los países en desarrollo, donde es particularmente peligroso.
Ambas agrupaciones tienen origen en el movimiento eugenésico.
La legislación estadounidense prohíbe que la ayuda exterior costee el aborto. Pero conforme a un decreto del presidente Obama, el dinero proveniente de la recaudación tributaria puede dirigirse a agrupaciones que proveen y fomentan el aborto. Aunque el dinero no puede emplearse para practicar abortos, el hecho de pagar cosas como gastos generales, promoción e insumos libera otro efectivo para ser utilizado en abortos.
La IPPF es una entidad que engloba 152 filiales en todo el mundo. El año pasado publicó un manual sobre cómo presionar a los países para que integren «la salud y los derechos sexuales y reproductivos» (eufemismos del aborto y de los asuntos sexuales) en los nuevos objetivos de desarrollo de la ONU. Dichos objetivos encauzarán las prioridades internacionales y nacionales, así como miles de millones de dólares, durante los próximos 15 años.
El manual dice a los defensores que ejerzan presión sobre los gobiernos que no respaldan «ciertos asuntos de la salud y los derechos sexuales y reproductivos» para «quedarse callados en vez de hablar mal de ellos». Apoya la idea de que los derechos sexuales «abrazan el derecho a una vida sexual segura y plena», aunque admite que no existe una definición del término acordada internacionalmente.
El Consejo de Población, que tiene antecedentes en el movimiento de control demográfico, realiza investigaciones para hacer que el aborto se extienda y esté disponible sin el acceso a profesionales médicos, apuntando en particular a mujeres pobres de países en desarrollo.
Cuando ninguna compañía farmacéutica de los Estados Unidos tocaría la píldora abortiva francesa RU-486, el Consejo de Población tomó posesión y solicitó la aprobación de la Administración de Medicamentos y Alimentos. El aborto en pastilla se ve como un modo de evitar a los médicos y eludir las leyes que regulan el procedimiento. Posteriormente, más de una docena de mujeres (de las que se dio parte) murieron tras ingerir el fármaco.
«Como una mayoría del pueblo estadounidense, defiendo la vida (nacida o por nacer) y es una afrenta para nosotros cuando vemos nuestros dólares de impuestos, ganados con el sudor de la frente, ir dirigidos a agrupaciones que ponen fin a vidas inocentes», dijo la Republicana Vicky Hartzler.
Más de 70 miembros del Congreso solicitaron que la Oficina General de Rendición de Cuentas investigara cuánto dinero federal se otorga a seis agrupaciones que defienden el aborto: Planned Parenthood Federation of America (PPFA), el Consejo de Población, International Planned Parenthood Federation (IPPF), el Instituto Guttmacher, Advocates for Youth y el Consejo de los Estados Unidos para la Información y Educación Sexual.
Algunas de las agrupaciones intentaron restar importancia al hecho de proveer el aborto caracterizándolo como solo una parte de lo que hacen.
Dos de los beneficiaros de las subvenciones gubernamentales (Planned Parenthood Federation of America, filial de IPPF, y el Instituto Guttmacher) donan a Ipas, organización que hace solo una cosa: proveer el aborto y promover el acceso a él en los países en desarrollo. Ipas fue fundada para distribuir dispositivos abortivos después de que el congreso aprobó la prohibición del financiamiento federal destinado a abortos en el extranjero.
«Pongan simplemente: bajo ningún concepto el gobierno federal debe usar dólares de los contribuyentes para ser cómplice en el aborto», dijo la republicana Diane Black.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano