Otro mea culpa bancario, esta vez a cargo del nuevo CEO del banco británico Barclays, Antony Jenkins, que ha enviado una carta a sus empleados y directivos –y a sus clientes, y al público en general– a principios de este año, reconociendo los fallos morales de sus colegas banqueros, y los de la propia entidad; anunciando una nueva declaración de ”Propósito y valores“, pidiendo –exigiendo– la colaboración de todos en el banco y manifestando muy claramente a los que no quieran jugar con esas reglas: “Barclays no es su lugar, las reglas han cambiado. Usted no se encontrará a gusto en Barclays y, sinceramente, nosotros no nos sentiremos a gusto siendo sus colegas”.
La carta ha gustado, por su sinceridad y su claridad. El Propósito que Jenkins formula es “ayudar a la gente a conseguir sus ambiciones –de la manera correcta”. La gente son todos: clientes, empleados, comunidad… La “manera correcta” quiere decir que el banco no renunciará a sus valores aunque el cliente se lo pida. Y esos valores son Respeto, Integridad, Servicio, Excelencia y Responsabilidad. Pero Jenkins reconoce que “el reto difícil es asegurarnos de que vivimos de acuerdo con ellos [los valores]. No solo la mayor parte del tiempo, sino siempre. No solo la mayoría de nosotros, sino todos y cada uno de los que trabajamos en Barclays”.
Efectivamente, ahora empieza el trabajo duro, porque se trata de hacer que esta cultura entre por todas las rendijas del banco, rendijas que, en el pasado, no siempre han reconocido esos criterios. Jenkins anuncia tres tipos de acciones: formación, una declaración anual de los directivos de alto nivel acerca de cómo se ha aplicado el código de buena conducta en su área de responsabilidad, y cambio en las prácticas. Como señala Philip Augar en el Financial Times del 29 de enero (aquí, en inglés), la actitud de la alta dirección va a ser clave, “por la gente a la que contratan, por las acciones que premian y por las acciones que castigan (…) Las señales serán interpretadas y las conductas cambiarán consiguientemente”. Me he acordado de lo que me comentó un día, hace años, un amigo mío, profesor en un colegio. Tenía úlcera de estómago y, algunos días, le apretaba. Los chicos, me decía, lo veían venir: esos días, nada más entrar en clase, el silencio era total. Hoy, parece que pensaban, no hay margen para armar bulla.
No puedo reprimir la tentación de dar un consejo al nuevo CEO de Barclays: cuente con su gente, con todos, hasta el final; como usted muy bien ha dicho, los que no lo entiendan que se marchen, pero todos los demás deben sentirse implicados hasta las orejas en la reconversión de banco. No es fácil, no sabrán como hacerlo, pero si no lo hacen ellos, usted y su equipo no lo conseguirán; el reinado del Terror solo conduce a la falsedad, el engaño y la doblez.