Me sigo ocupando del reciente documento de McKinsey sobre Transforming Government , al que me referí en una entrada anterior. Me ocupo aquí del artículo de François-Daniel Migeon sobre una experiencia llevada a cabo en Francia.
Migeon señala que un proyecto de mejora de la función pública debe reunir ciertos requisitos: ser positivo, no simplemente crítico; no perseguir muchos objetivos, sino unos pocos, pero importantes; involucrar a los propios funcionarios, que deben ser protagonistas de su propia mejora, etc.
Migeon señala tres objetivos del programa que él lideró:
Ahorro. Se trata de reducir el gasto de las administraciones públicas sin merma de su calidad y de los servicios a la sociedad.
Calidad, que identifica con sencillez. Y se mide poniéndose en la piel del ciudadano, tratando de determinar cómo reducir el número de pasos que tiene que dar para una actividad con la administración, como la apertura de una empresa nueva.
Reforma de los funcionarios públicos, para mejorar su eficiencia y reducir su número, aumentando al mismo tiempo la remuneración de los que permanecen en su puesto.
Migeon menciona otros objetivos incluidos en los anteriores, como agilidad, sostenibilidad (que la función pública no necesite cada vez mas recursos), comunicación con los ciudadanos, desarrollo de las capacidades de los funcionarios, cooperación entre oficinas, etc.