El futuro ya está aquí: Neuralink implanta con éxito un chip en el cerebro humano.

«Telepathy», el nuevo implante cerebral creado por Neuralink, tiene como objetivo crear interfaces cerebro-computadora (BCI) que permitan a los dispositivos conectarse con la mente utilizando inteligencia artificial.

Fuente: Observatorio de Bioética. Universidad C. de Valencia

El multimillonario sudafricano Elon Musk anunció el pasado 29 de enero en su red social X que otra de sus empresas, Neuralink, había implantado por primera vez un chip cerebral en una persona. Su mensaje fue el siguiente: «El primer humano recibió ayer un implante de Neuralink y se está recuperando bien». Los resultados iniciales muestran una detección prometedora de picos neuronales».

Se trata de un gran avance para la compañía, ya que hasta ahora solo había realizado implantes en animales, pero no es la primera vez que se implanta un chip cerebral en un ser humano, ya que otras empresas y universidades ya lo habían hecho anteriormente.

La noticia ha sido recibida con cautela, ya que el experimento no ha sido publicado en ninguna revista científica, no se sabe quién es el receptor del implante cerebral, y no es posible verificar de ninguna manera si es cierto que Neuralink ha implantado un chip cerebral en una persona, así como los detalles relacionados.

El objetivo de Neuralink es crear interfaces cerebro-ordenador (BCI) que permitan a los dispositivos conectarse con la mente mediante Inteligencia Artificial.

Además, está destinado no solo a enviar comandos desde el cerebro a una computadora, sino también a enviar información desde una computadora al cerebro. Es curioso que el nombre que se le da al implante cerebral sea «Telepatía».

La empresa cuenta con la aprobación de la FDA para realizar ensayos clínicos en humanos desde mayo de 2023; Anteriormente, la agencia había rechazado sus intentos por considerarlos inseguros.

Tras reclutar voluntarios para someterse al implante cerebral, la intención de la compañía es completar un estudio en mayo de 2024 en el que se detalle la evolución de los pacientes. Por el momento se desconoce el número de participantes en el ensayo y las dolencias que padecen. Los datos del ensayo deben publicarse en Clinicaltrials.gov.

David Ezpeleta, neurólogo del Hospital Universitario Quirónsalud de Madrid y vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología, ha afirmado que «tenemos que basarnos en conjeturas porque no tenemos información publicada en revistas científicas. Y esto no es habitual en la ciencia». «El año pasado, 2023, fue pródigo en publicaciones sobre implantes cerebro-computadora en la neurorrehabilitación de pacientes con ictus, ELA y otras enfermedades».

Para él, surge la necesidad de regular los neuroderechos: «Estos avances no solo deben mirarse desde la lupa de la neurociencia básica y la neurología clínica práctica, sino también desde la ética y el campo de los neuroderechos«.

En 2022, Neuralink fue ampliamente criticado por haber acabado con la vida de 1.500 animales (ovejas, cerdos y monos) tras experimentar con ellos. En 2021, uno de estos experimentos logró que un mono jugara a un videojuego.

El ensayo clínico que acaba de comenzar en humanos tendrá una duración de 6 años y tiene como objetivo implantar un BCI en el cerebro de varias personas mediante cirugía robótica en una determinada zona del cerebro. Este robot ha sido creado expresamente para colocar el chip, ya que es más preciso en su inserción que un cirujano, y dada la complejidad de la maniobra en la que se deben conectar los 64 hilos finos del dispositivo.

Otros implantes cerebrales en humanos

Varios investigadores ya han publicado ensayos en los que se han establecido conexiones cerebrales para permitir que las personas que sufren de ELA o parálisis se muevan y caminen.

En 2023, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana, en Suiza, publicaron un artículo en la revista científica Nature, en el que detallaron que tras implantar una interfaz cerebro-columna vertebral a un hombre que había sufrido un accidente que lo dejó paralizado, el paciente pudo volver a caminar.

El estudio de Stentrode, publicado en 2023 en JAMA Neurology y realizado entre 2019 y 2022, detalló que a cuatro pacientes con ELA se les habían implantado BCI y en el transcurso de un año se descubrió que podían enviar correos electrónicos y comunicar sus necesidades de atención utilizando sus pensamientos.

Un equipo de investigadores del Hospital Universitario de Lausana y de la Universidad de Lausana, entre los que se encuentra Eduardo Marín Moraud, ha conseguido que un paciente de Parkinson pueda caminar gracias a un implante que conecta el cerebro con la médula espinal. Según Marín Moraud, «cuando el motivo es terapéutico, sabiendo que poner algo en el cerebro es la única solución para el paciente y la probabilidad de contagios es relativamente baja, merece la pena intentarlo. Aportará mucho a su vida. Pero poner un chip en el cerebro para medir la actividad cerebral y controlar un robot es un concepto ligeramente diferente».

Evaluación bioética

El uso de dispositivos electrónicos conectados al cerebro de diferentes maneras constituye una posibilidad terapéutica que puede paliar las graves limitaciones provocadas por enfermedades o como consecuencia de traumatismos graves. Recuperar la capacidad de moverse, sentir, ver, oír o comunicarse son enormes logros clínicos que pueden aportar mejoras significativas en la calidad de vida de muchos pacientes.

Pero esta no parece ser la línea que sigue la investigación impulsada por Elon Musk con su empresa Neuralink. A diferencia del uso terapéutico que se le puede dar a la robótica y la electrónica conectadas al cerebro humano, el experimento que nos ocupa busca hibridar la actividad cerebral con la capacidad de cómputo de los procesadores, creando un «híbrido cibernético-humano», o «cyborg».

Esto permitiría superar los límites que la biología impone al funcionamiento de nuestro sistema nervioso central, creando una interfaz que permitiría potenciar las capacidades cognitivas humanas y crear otras que no son humanas, sino cibernéticas, en lo que desde hace años proponen las corrientes transhumanistas.

Así, no solo se trataría de ver u oír mejor, calcular más rápido, memorizar mucho más o acceder a infinitas fuentes de datos, sino que esta interfaz permitiría leer y escribir en el cerebro humano, acceder al pensamiento o modificarlo a través de él.

¿Podría programarse un determinado estado de ánimo a partir de los chips que se inserten en el futuro? ¿Quizás se pueda modificar el carácter, los registros de la memoria, los impulsos o la propia forma de razonar? ¿Y cuál será el propósito de estas posibilidades? Eso sí, no parece que vayan a contribuir a promover la libertad personal, la individualidad, la igualdad entre los seres humanos, el derecho a la intimidad… en definitiva, el respeto a la dignidad humana.

Tratar de manipular un teléfono celular con tu pensamiento -parece que esta es una de las intenciones del experimento que ahora nos ocupa- es solo un primer paso. El nombre elegido para este implante, «Telepatía», parece indicar la ruta hacia la que se dirige este tipo de investigaciones: hacer que los pensamientos dejen de vivir exclusivamente en nuestro cerebro, es decir, hacerlos accesibles y manipulables desde dispositivos electrónicos.

Las intenciones y los resultados de tales experimentos deben ser monitoreados y regulados de cerca para evitar que nuestras sospechas se materialicen.

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