NUEVA YORK, 19 de diciembre (C-Fam) Diplomáticos dijeron a un organismo de la ONU la semana pasada que va demasiado lejos cuando dice a los países que liberalicen las leyes relativas a asuntos como el «trabajo sexual». Pero la directora de la agencia les interrumpió antes de que pudieran concluir.
Los diplomáticos estaban criticando un informe del Fondo de Población de la ONU (UNFPA, por sus siglas en inglés) y de una coalición de agrupaciones en contra de los límites a la actividad sexual denominada Sexual Rights Initiative. El informe calcula el número de veces que se plantearon cuestiones sexuales y reproductivas durante la Revisión Periódica Universal (RPU), proyecto de la UNU iniciado en 2006 para ayudar a los países a rendir cuentas entre sí por el cumplimiento de los compromisos de derechos humanos asumidos.
Algunas recomendaciones se basaron en interpretaciones de activistas, que no fueron acordadas por los países.
En un lanzamiento del informe en Nueva York, el Fondo de Población acusó a los países de «desatender» estas recomendaciones.
Una delegada egipcia observó que los criterios de evaluación de los países «contenían algunas cuestiones culturales y polémicas». Una de ellas era «garantizar que los trabajadores sexuales tuvieran acceso a la gama completa de derechos sexuales y reproductivos».
«Por mi país, no puedo aceptar esto», dijo.
«Los gobiernos no están desatendiendo» las recomendaciones, señaló. «No pueden [aceptarlas] debido a [cuestiones] culturales o religiosas…»
La Subsecretaria General del UNFPA le interrumpió.
«Estamos apretados de tiempo», dijo Kate Gilmore.
La diplomática egipcia concluyó diciendo: «Si queremos que la RPU sea un mecanismo de rendición de cuentas, debemos corregir los criterios para que sean aceptables».
A continuación, Barbados hizo uso de la palabra. «¿Habrá una oportunidad para que los estados miembros dialoguen con el UNFPA respecto de este informe?» Porque hay asuntos clave que precisan ser discutidos».
Gilmore reconoció que las recomendaciones son una «posibilidad» y que el informe es una «esperanza». Los embajadores de Brasil y Fiyi, que se unieron Gilmore para presentar el informe, admitieron que las recomendaciones son voluntarias.
Gilmore no accedió a dialogar con los países.
El informe del UNFPA sostiene que se exige a los países a cumplir con la salud y los derechos sexuales y reproductivos «sin importar las normas sociales, políticas o culturales que puedan prevalecer a nivel nacional».
Se centra en grupos como los de «trabajadores sexuales» (término creado por proxenetas para normalizar la prostitución), «hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, personas transgénero, personas con VIH/Sida» y otros. El UNFPA y SRI buscan modificar las leyes y las políticas para «permitir activamente» el «goce» de la actividad sexual sin consecuencias.
Sexual Rights Initiative presentó casi setenta informes sobre países durante cuatro años, que abordaron «una amplia gama de cuestiones de derechos sexuales». Algunos están acordados universalmente, no obstante otros no están aceptados en líneas generales.
Las recomendaciones establecen que la educación sexual brinde información sobre orientación sexual e identidad de género y sobre «servicios de aborto seguro» cuando «la vida y la salud de la madre peligran». En Estados Unidos, la excepción de «salud» condujo al aborto libre.
Este enfoque amplio da una falsa impresión, indica la analista de C-Fam Rebecca Oas, quien explicó cómo los países occidentales financian agrupaciones para presionar a otros países sobre el aborto y sobre asuntos sexuales.
Si «un cuarto de todas las recomendaciones de la RPU entran dentro» del ámbito de los derechos sexuales y reproductivos, se aumenta la exposición y se resta importancia a la naturaleza polémica de esos temas.
Y se utiliza el «sistema mundial de rendición de cuentas de la RPU» para «imponer normas sociales inaceptables en otras naciones y regiones mediante la presión de los pares», escribe Oas.
La mayor parte de la presión provino de Europa Occidental y de sus aliados. Respecto del aborto, fue dirigida a América Latina. En cuanto a la orientación sexual, el objetivo frecuente fue África.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano