El columnista Nicholas Kristof comenta en el New York Times las razones que, a su juicio, están llevando a que los profesores universitarios de Estados Unidos pierdan influencia en la vida pública.
“Algunos de los pensadores más agudos para los problemas de Estados Unidos y del mundo son profesores universitarios. Pero la mayoría sencillamente no cuentan en los grandes debates de hoy. La forma más punzante de descartar un argumento es decir: ‘Eso es académico’. En otras palabras: con frecuencia, ser académico es ser irrelevante”.
Una de las razones que señala Kristof para explicar la escasa influencia pública de los profesores universitarios es el “antiintelectualismo” de la sociedad estadounidense, que tiende a ver a los intelectuales como una elite separada del resto. Pero al columnista y ganador de dos Premios Pulitzer le interesa destacar sobre todo las razones que han llevado a los académicos “a marginarse ellos mismos”.
Una es la excesiva especialización, como explica Anne-Marie Slaughter, exdecana de la escuela Woodrow Wilson de Princeton y actual presidenta del think tank New America Foundation: “Todas las disciplinas se han vuelto más y más especializadas, y más y más cuantitativas, por lo que cada vez son menos accesibles al gran público”.
Otro problema es que “los programas de doctorado han promovido una cultura que exalta lo oscuro e ininteligible”, mientras desdeña la influencia en la opinión pública. “Si el requisito sine qua non para el éxito académico es publicar en revistas con revisión por pares, los profesores que ‘pierden el tiempo’ escribiendo para el gran público serán penalizados”, afirma Will McCants, dela Brookings Institution.
“Un problema relacionado –sigue diciendo Kristof– es que los profesores que buscan la titularidad deben codificar sus aportaciones en una prosa ampulosa”. En lugar de divulgar sus ideas, la mayoría de las veces suelen esconderlas en revistas especializadas o “en editoriales universitarias, cuya fama de soporíferas mantienen a distancia a los lectores”.
Otro problema que preocupa a Kristof es la falta de “diversidad política” en muchas disciplinas académicas. Por ejemplo, mientras que la sociología tiende a estar dominada por la izquierda, la economía suele estarlo por la derecha.
Hijo de profesores universitarios y exalumno de Harvard y Oxford, el aprecio de Kristof por la Universidad está fuera de dudas: “Escribo esto con pena, pues alguna vez me planteé hacer carrera académica y admiro profundamente la sabiduría que se encuentra en los campus americanos. Así pues, profesores, no enclaustréis como monjes medievales. ¡Os necesitamos!”.