El interés con que se está siguiendo la campaña electoral norteamericana para elegir su presidente rebasa ampliamente las fronteras de aquel gran país. Es lógico, ya que sus resultados, para bien o para mal, tendrán notoria influencia en todo el mundo. Ambos candidatos convergen en unos pocos puntos, pero discrepan fuertemente en otros, entre ellos tres relevantes cuestiones ético-sociales:
Aborto. Romney se opone al aborto aunque acepta ciertas excepciones (rapto, incesto, peligro para la vida de la madre), mientras que Obama defiende que la mujeres tienen derecho a elegir el aborto al tiempo que se opone a la restricción de este “derecho”.
Control de natalidad. Obama ha promulgado una ley (Affordable Care Act) en la que se obliga a las compañías de seguro a cubrir gratuitamente los medios anticonceptivos incluyendo la píldora del día después, que tiene efectos abortivos. Muchas instituciones católicas, a las que obligaría a actuar contra conciencia, la ha recurrido. Romney es contrario a mandatos del gobierno sobre lo que deben cubrir las compañías de seguros. También se opone a la financiación gubernamental de organizaciones abortistas (Planned Parenthood y grupos pro-choice), al tiempo que defiende los derechos propios de la persona humana desde el momento de la concepción.
Matrimonio de homosexuales. Romney se opone a considerar matrimonio a las uniones de parejas homosexuales, aunque acepta los beneficios concedidos a tales parejas. Asimismo, lucha por lograr una enmienda constitucional, que no puedan modificar los estados particulares, reconociendo como único matrimonio la unión de varón y mujer. Obama, en cambio, quiere que se reconozca el matrimonio entre homosexuales, y que lo pueda decidir cada estado, sin que pueda prohibirlo el gobierno federal.
La estrategia y quizá también el transfondo ideológico de Obama no es presentarse como contrario a la cultura de la vida o la familia, sino defender supuestos derechos y libertades de las mujeres y de los homosexuales y acusar a su contrincante de ir contra las mujeres y de discriminar.
Muchas mujeres se preguntan por qué el Sr Obama se erige como su defensor cuando tales “derechos” están por demostrar y ellas no han pedido tal representación. La preferencia de Obama por los abortistas se puso especialmente de relieve en el segundo debate electoral, ante 65,5 millones de telespectadores, al citar varias veces y de modo muy caluroso, a la Planned Parenthood, que es la principal suministradora privada de abortos y servicios anticonceptivos de Estados Unidos. Eso sí, aprovechando que también hacen mamografías, según dijo (lo cual parece que no es así en muchos centros) y pruebas de detección de cáncer de útero (¿es cierto?), la presentó como una organización de protección de mujeres y familias, antes que como abortista. Los argumentos típicos de esta organización fueron asumidos por el actual presidente de los Estados Unidos. Al igual que Obama, Planned Parenthood critica a Romney, abogando por mantener las subvenciones, para que la mujeres puedan tomar su propias “decisiones médicas” (¿médicas?).
La postura de Obama muestra la necesidad de una seria reflexión, profundizando sobre los fundamentos de los derechos humanos para poder discernir entre los verdaderos derechos y otros pseudo-derechos. De otro modo, cualquier reivindicación puede hacerse pasar por un derecho, y la decisión de abortar ser considerada como una “decisión médica”. También parece necesario profundizar todavía más en la naturaleza del matrimonio y la familia, y difundirlo ampliamente, para mostrar que no hay discriminación injusta prohibiendo los matrimonios homosexuales, como he explicado en otra entrada. Todo un reto.
Fuente:Blog del profesor Domènec Melé.-IESE