Amparándose en que es un símbolo de la identidad del país, el Tribunal de Varsovia, Polonia, rechazó la propuesta de eliminar el crucifijo del Aula del Parlamento Polaco que pedía un grupo político por considerarlo “un elemento religioso”.
El crucifijo del Parlamento fue instalado por iniciativa de un grupo de diputados creyentes como muestra del fin del comunismo y del regreso a los valores católicos al país.
“Símbolo de identidad nacional”
“Aunque la cruz sea un símbolo religioso, no se puede ignorar su importancia como símbolo de identidad nacional y de la cultura polaca”, alegó el Tribunal de Varsovia estableciendo que el crucifijo permanecerá en el Aula del Parlamento polaco porque su presencia “no viola ley alguna”.
Según informó el 14 de diciembre el diario de la Santa Sede, L’Osservatore Romano, esta decisión pondrá punto final al procedimiento iniciado en el año 2011 a continuación del recurso presentado por el Movimiento Palikot, una fuerza política liberal.
A la Corte de Europa
Sin embargo, el Movimiento Palikot anunció que presentará el caso ante la Corte de Europa de los Derechos del Hombre, en Estrasburgo, insistiendo en que la presencia del crucifijo “viola los derechos de libertad de conciencia y religión”.
La magistratura polaca decretó que dentro del ámbito de la identidad nacional, el crucifijo prevalece como un símbolo histórico-cultural, ya que en efecto, más del 90 por ciento de la población del país profesa la religión católica.
Según los últimos datos de la oficina estadística de la Iglesia en Polonia, el 40 por ciento de los fieles asiste regularmente a las liturgias del domingo, mientras que aquellos que se acercan a la Eucaristía superan el 16 por ciento.
El papel desempeñado por la Iglesia
En este sentido, se recordó también el papel desempeñado por la Iglesia en diversos hechos que amenazaron la paz del país en los últimos dos siglos y, especialmente, durante la Segunda Guerra Mundial y bajo el régimen comunista.
Por otro lado, según el análisis de opinión pública de las organizaciones comunitarias, la religión, y en especial la fe católica, siguen estando “entre los factores que unen a la gran mayoría de los polacos”.