Algunos otros restaurantes y hoteles norteamericanos han tenido iniciativas semejantes, porque responden a una necesidad. A menudo, la falta de tiempo impide a los padres comer con tranquilidad en casa y prestar atención al comportamiento de los niños en la mesa. El mismo efecto suele tener que la familia coma frente al televisor encendido. Puede ocurrir también que en durante la comida cada uno esté pendiente de su teléfono móvil como si estuviera comiendo solo. Por esas u otras razones, los padres no enseñan bien cómo comportarse en la mesa.
De ahí que aumente el número de escuelas de buenos modales, cuenta The New York Times.Robin Wells, fundadora de una de ellas, afirma que la clave consiste en dar a los chicos razones para comportarse con educación. Ya no vale decirles “porque sí”; hay que enseñarles el porqué. Las buenas maneras tienen entre ellos fama de formalismos. Dice Faye de Muyshondt, fundadora de otra academia: “Menciona a los chicos de hoy ‘modales’ o ‘etiqueta’, y saldrán corriendo”. Ella prefiere explicarlo de otra manera: “La gente no quiere comer con alguien cuyo plato parece un experimento de química. Si queréis que vuelvan a invitaros, sed educados”.
Aceprensa.-