“Un padre, una madre, es elemental”, decía uno de los eslóganes. Pienso, en efecto, que hacía falta esta dosis de racionalidad francesa para despertar del hechizo de la proaganda y volver a pisar tierra. Si se piensa con calma en la campaña a favor de la “marriage equality”, presentada como una batalla por los derechos civiles, se ve la falta de lógica. Además, es una campaña por algo en lo que los gays tradicionalmente no han estado interesados (su lucha, al contrario, era precisamente librarse de esos corsés), apoyados por gente a los que no les interesa el matrimonio.
El gobierno francés está sorprendido por la resistencia social al matrimonio gay, incluso entre representantes de las mismas filas socialistas. Para buena parte de los ciudadanos, el proyecto aprobado por el Gobierno, que equipara las parejas gay al matrimonio heterosexual y reconoce la adopción a favor de homosexuales, habría requerido un auténtico debate social, algo que el actual presidente había prometido, pero que parece haber olvidado. De momento, vale la pena quedarse con las dosis de realismo mostradas, entre otros, por Virgine Merle, una de las promotoras de la manifestación, más conocida como Frigide Barjot. Esta humorista francesa, que no está en contra de que las parejas homosexuales tengan un estatus legal (como existe ya en Francia), pone de relieve que “el problema no es la homosexualidad, sino la filiación humana”, ya que un niño necesita tener acceso a sus padres biológicos.
(Aquí se puede ver un video (de tres minutos) que resume la manifestación con imágenes, música y sonido ambiente)