La familia, transmisora de la fe || Audiencia del Papa

Ciudad del Vaticano, 2 de septiembre de 2015 (Vis).-La familia como transmisora de la fe ha sido el tema de la catequesis del Papa Francisco durante la primera audiencia general del mes de septiembre.
Francisco señaló en primer lugar que tanto en sus palabras como en sus signos, Jesús, pone con frecuencia los lazos familiares como ejemplo de nuestra relación con Dios. Esos lazos ”dentro de la experiencia de la fe y del amor de Dios se transforman, adquieren un sentido más grande y pueden ir más allá de sí mismos para crear una paternidad y una maternidad más amplias y para acoger como hermanos y hermanas también a los que están al margen de cualquier lazo”.image A este propósito el Obispo de Roma citó el relato en que Jesús respondió a los que le decían que fuera le esperaban su madre y sus hermanos indicando a sus discípulos: ”Estos son mi madre y mis hermanos. Porque el que cumple la voluntad de Dios, es para mí hermano, hermana y madre”.
La sabiduría de los afectos ”que no se compran ni si venden es la mejor dote de la familia. En ellla aprendemos a crecer en la atmósfera de sabiduría de los afectos… que cuando se dejan convertir en testimonio del Evangelio pueden generar acciones impensables…las aciones que Dios cumple en la historia, como las que Jesús cumplió con los que encontró. Una sonrisa arrancada milagrosamente a la desesperación de un niño abandonado que recomienza a vivir, nos explica el actuar de Dios en el mundo más de mil tratados de teología. Un solo hombre y una sola mujer capaces de arriesgarse y sacrificarse por el hijo de otros y no solo por el suyo, nos explican cosas del amor que muchos científicos no entienden”.
”La familia que responde a la llamada de Jesús entrega el mando del mundo a la alianza del hombre y de la mujer con Dios”, subrayó Francisco, invitando a imaginar que el timón de la historia, de la sociedad, de la economía o de la política, estuviera gobernado por la alianza entre el hombre y la mujer para que lo dirigieran con la mirada puesta en la generación futura. ”Los temas de la tierra y de la casa, de la economía y del trabajo -exclamó- sonarían de una forma muy distinta”.
”Efectivamente -prosiguió el Pontífice- la alianza de la familia con Dios hoy está llamada a contrastar la desertificación comunitaria de la ciudad moderna. Nuestras ciudades se han desertificado por la falta de amor, por la falta de sonrisas. Hay tantas diversiones, tantas cosas para pasar el tiempo… pero falta el amor. La sonrisa de una familia puede vencer la desertificación de nuestras ciudades. Esta es la victoria del amor de la familia”.
”Ninguna ingeniería económica o política -finalizó- es capaz de sustituir esa aportación de las familias. El proyecto de Babel edifica rascacielos sin vida. El Espíritu de Dios, en cambio, hace florecer los desiertos. Tenemos que salir de las torres y de las cámaras blindadas de las élites para frecuentar de nuevo las casas y los espacios abiertos de las multitudes, abiertos al amor de la familia”.

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