Casi 10.000 universitarios desembarcarán desde el Reino Unido en Salou con la promesa de largas noches de alcohol y desenfreno, “la semana más loca, memorable y ruidosa de la vida de un estudiante”. La organización dice que se ingresarán unos cinco millones de euros
Por un puñado de euros. No se trata del título de una película, sino de lo que hace Salou con su polémico Saloufest, un "festival deportivo", organizado por I love tour, que en realidad fomenta un turismo de borrachera con la promesa de largas noches de alcohol, desenfreno y sexo fácil.
La primera oleada de unos 4.500 universitarios ya ha desembarcado en esta localidad catalana, aunque se esperan en estos días hasta 9.500 jóvenes, deseosos de pasar largas noches de fiesta hasta la madrugada en bares, discotecas y hoteles, o simplemente deambulando por las calles de esta localidad catalana y practicando un botellón que en muchas ocasiones acaba en intoxicación etílica.
Saloufest celebra este año su 14 edición, con el mismo número de participantes que el año pasado y dividido en tres tandas: la primera llegó este martes, día 8, hasta el día 10; la segunda, del 13 al 17 de este mismo mes; y la última y con un grupo más reducido, del 22 al 26 de abril.
El contraste, ante esta avalancha de jóvenes, muchos de ellos disfrazados y todos deseosos de pasar unos días de descontrol, lo ponen los 30.000 jubilados del Instituto de Mayores y Servicios Sociales (Imserso) que también aterrizan en Salou por estas fechas.
Borracheras, molestias y disturbios… a cambio de dinero
Como no podía ser de otra manera, la primera noche de celebración del Saloufest se caracterizó por borracheras, disturbios y molestias a los vecinos, que cada vez están más hartos de este tipo de turismo en una localidad que se había caracterizado hasta hace poco por un turismo familiar.
Los organizadores y autoridades de Salou justifican todos esos inconvenientes por los ingresos que esperan repartir en la población, cercanos a los cinco millones de euros.
“El evento está muy consolidado”, explica Doreen Straatman, gerente de Sol Active Tours, a la vez que pone el acento en los beneficios para el sector del turismo que comporta el festival.
“Abrimos nueve hoteles o apartamentos que seguramente estarían cerrados de no ser por el Saloufest”, argumenta. La organización, que publicita el Saloufest como una cita imprescindible en el historial de cualquier universitario británico, ofrece a los jóvenes la posibilidad de elegir entre 25 modalidades deportivas. Las más populares son el cheerleading, el lacrosseo el waterpolo, en el que este año se han inscrito 350 jóvenes, informa Sol Active Tours.
"La semana más loca"
La mayoría de universitarios que asisten al Saloufest lo hacen tras trayectos de 20 horas en autobús con la promesa de disfrutar de “la semana más loca, memorable y ruidosa de la vida de un estudiante”, como publicita la cita Sol Active Tours, agencia promotora del evento. Los turistas que llegan a Salou para participar de esta fiesta son estudiantes de universidades inglesas, escocesas y galesas de entre 18 y 25 años.
La organización ha programado competiciones deportivas, fiestas en la discoteca Pachá además de la posibilidad de visitar Barcelona, acudir al parque de atracciones Port Aventura o realizar paseos en barco. Y todo ello, por 290 euros, que es lo que cuesta el paquete básico aunque el precio puede verse incrementado dependiendo del deporte escogido o el tipo de alojamiento.
Straatman explica que la crisis no ha visto reducida la participación en esta edición número catorce del Saloufest: “Tenemos la misma cantidad de participantes que el año pasado”.
Pero si durante el día los universitarios practican deporte, cuando cae el sol se dedican a otros alicientes más lúdicos y transgresores, el principal para algunos, del Saloufest: congregarse en las piscinas y jardines de los hoteles con grandes vasos del alcohol para deambular después en manada por las calles y bares de Salou con vistosos disfraces en busca de juerga y más copas baratas.
En ese momento centenares de chicos y chicas dejan atrás las vestimentas deportivas para disfrazarse, la mayoría con poca ropa, de superhéroes, enfermeras, conejitas Playboy, cheerleaders, vaqueros, vigilantes de playa o monjas y sacerdotes.
Año tras año, la madrugada deja estampas de jóvenes desorientados buscando su hotel, colas de universitarios en restaurantes de comida rápida, aceras con restos de orines y partes de disfraces perdidos, chicos poniendo en jaque el mobiliario urbano, colándose en piscinas ajenas o emprendiendo carreras por la calle en calzoncillos.
“Contratamos personal para acompañar a los participantes, desde hace cuatro años el Saloufest es mediático, pero en otras fechas hay la misma cantidad de jóvenes y creo que los jóvenes, sean de donde sean, molestan tanto unos como otros si van a locales nocturnos. No creo que el cliente inglés moleste más que otro”, argumenta Straatman.
El Ayuntamiento de Salou siempre ha defendido que este festival no comporta incidencias destacables y que el turista joven y universitario representa un tanto por ciento muy reducido respecto a las familias que pasan sus vacaciones en la localidad y que suponen el 70% del turismo de Salou.
Pero la realidad no tiene nada de idílica y es bien diferente, e incluso comporta accidentes graves para los jóvenes: el año pasado un estudiante de 21 años participante en el Saloufest de madrugada se rompió la pelvis al caer desde el tercer piso de un bloque de apartamentos. El joven habría llegado ebrio y, al no disponer de las llaves de su estancia, decidió escalar.
Y viene el Barcelona World
Por otra parte, hay que recordar al turismo de borrachera del Saloufest se sumará próximamente el turismo del juego en los megacasinos que incluirá el proyecto de Barcelona World, que se prevé construir en terrenos cercanos a esta localidad.
De hecho, CiU y PSC pactaron recientemente la firma de un acuerdo para cambiar las leyes en Cataluña de forma que faciliten una rebaja fiscal a los promotores del macrocomplejo de BCN World, que incluye casinos, hoteles y tiendas.
Son muchas las voces que se alzan contra este proyecto de megacasinos, entre ellas la de la asociación e-Cristians, que ya en junio del año pasado denunciaban "como una inmoralidad social y una injusticia" el hecho de que la Generalitat de Cataluña reduzca "los impuestos sobre el juego" y autorice "el crédito en el casino para jugar" y "que los menores puedan entrar en las salas de juego".
"Rechazamos Barcelona World, como antes hicimos con Eurovegas", subrayaban en una declaración en la que manifestaban su oposición "al modelo que la Generalitat de Catalunya propicia en Tarragona, Barcelona World (el primer engaño ya es el nombre) basado en megacasinos controlados por inversores que son los amos y señores del juego en China".
También advertían de que sobre algunos de ellos "existe una sospecha razonable de estar en manos de las mafias del juego, de una manera tan plausible que ya se han producido las primeras interpelaciones en el Parlament de Catalunya