(Educar en el amor como se entiende en el Ministerio de Igualdad, es pura fontanería del amor.)
La campaña “ConSentido” lanzada por el Ministerio de Igualdad español parece asumir, como principio básico, que los jóvenes tienen que poder mantener relaciones sexuales, pero exentas de violencia. Por ello, la campaña pone el foco en la existencia, o no, de consentimiento, que el sentido común debe propiciar. No se ahonda en el respeto, en la donación o la entrega de un amor verdadero, no de un amor de consumo o de supermercado.
La agencia Ogilvy de Madrid, que ha diseñado esta campaña, apuesta porque sean los propios jóvenes, a través de diferentes videos, quienes se lo expliquen a otros jóvenes. Como ya se muestra en estos videos, los jóvenes no suelen estar en condiciones de dar libremente su consentimiento, porque, con frecuencia, están bajo los efectos del alcohol o drogas, o actúan sometidos a las presiones sociales, (…). Los mismos jóvenes dicen “el beso es el inicio del torbellino de hormonas” que te arrastra, antes de que te des cuenta, y en esos momentos, es casi imposible, no perder el autodominio y la consciencia de los propios actos.
Yo confío en los jóvenes, hablo con ellos siempre que puedo, pero no creo que la mayoría de ellos tengan la suficiente formación, ni la madurez necesaria, para trasmitir la belleza de la plenitud del amor, que implica la donación de todo el ser a la persona amada, y que se expresa a través de la entrega del propio cuerpo.
Esta campaña, sobre cómo deben ser las relaciones sexuales de los jóvenes, pone el foco en evitar acciones violentas, así como las anteriores campañas lo ponían sobre los efectos no deseados, como un embarazo. Sin embargo, ninguna de estas campañas tiene en cuenta que hemos sido creados por amor, para el amor, para recibir amor. Ahí se encuentra la clave de la felicidad, “amar y ser amado”, a la que todos aspiramos. Por esto, la mejor campaña debería centrarse en educar para el amor, en explicar que el verdadero sentido de la sexualidad sobrepasa el del placer y, para ello, se necesita conocer y transmitir el significado de amar con el cuerpo. Todo lo demás es empezar la casa por el tejado.
Para profundizar en lo que significa amar con el cuerpo vale la pena leer el libro “Saber amar con el cuerpo” de Mikel Gotzon, en el que se dice: “la única manera de saber cómo conjugar, adecuadamente, el ejercicio de la libertad con el respeto de la naturaleza es analizar cómo es esa naturaleza, y entender en profundidad qué es lo que tenemos entre manos”. En esta frase se recoge perfectamente la urgencia de conocer la naturaleza humana para orientar bien nuestra sexualidad, de forma análoga a como, nos esmeramos en conocer el funcionamiento de un dispositivo para que su uso se ajuste al fin para el que fue diseñado.
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