Las altas tasas de divorcio y el aumento de nacimientos de niños fuera de los matrimonios convencionales está aumentando el número de hogares en los que los niños viven su infancia con una total ausencia de la figura paterna. Según un estudio de David J. Eggebeen, profesor asociado de la Universidad de Penn State, que recoge The Family Watch, ya en 2007 había 19,2 millones de niños norteamericanos que no vivían con su padres varones biológicos, adoptivos o, incluso, padrastros. [La publicación completa puede consultarseaquí] Laura Peraita – ABC, 5 de octubre 2012.
El profesor advierte de la falta de investigaciones más concretas respecto a la aportación de la figura paterna. Actualmente nadie duda de que las madre y padres contribuyen juntos de forma considerable al bienestar de los hijos. David J. Eggebeen apunta que se ha demostrado que la influencia y ayuda del padre es muy positiva para su hijo, de tal manera que cuando es adolescente su comportamiento es mucho mejor que el del joven que carece de la compañía de su padre.
Sin embargo, a pesar de que hay padres varones que no conviven con sus hijos, muchos de ellos tratan de tomarse en serio su tarea, aunque los estudios demuestran que es difícil que logren cumplirla.
Tipos de padres
Ante este panorama, el profesor David J. Eggebeen se pregunta si deberían los padres actuar como si fueran madres. Explica que, en primer lugar, los efectos de los padres varones pueden ser complementarios —es decir, lo que hace un padre con un hijo adolescente puede incrementar los beneficios de los que hace la madre—, o bien alternativos —y, por tanto, que el hijo se beneficie de la forma de ser o de la actuación de uno solo de los padres—, o específicos, que se darán cuando el padre aporte lo que la madre no puede dar.
El informe recogido por The Family Watch también destaca que los padres con un gran capital humano —con más años de educación— son más propensos a realizar actividades que mejoran las habilidades cognitivas y el rendimiento escolar de sus hijos. Además, tienden a configurar un entorno doméstico motivador mediante la limitación de la televisión y el fomento de la lectura. Suelen llevar con más frecuencia a sus hijos a los museos, a obras de teatro, a bibliotecas y a otras actividades enriquecedoras y, por último, a la hora de elegir su lugar de vivienda dan importancia a la calidad de los centros educativos o son capaces de sacrificarse para afrontar el coste de colegios privados.
Otro aspecto que resalta es que la falta de disponibilidad de uno de los padres es causa de una mayor tendencia a la conducta delictiva del hijo, y el excesivo consumo de alcohol la de una mayor probabilidad de esos comportamientos en la hija. Tanto el padre como la madre realizan una contribución específica según el sexo del hijo adolescente, sobre todo por el grado de ejemplaridad de su conducta.The Family Watch