La Gaceta.Se oponen a la campaña orquestada para que Naciones Unidas considere el aborto un derecho, con la excusa de los supuestos “derechos sexuales y reproductivos”.
Algo huele a podrido en la ONU. La organización, honorable en su fundación, en 1945, después de la II Guerra Mundial, se ha convertido desde hace tiempo en un centro ideologizado que sirve más a la promoción del aborto, la difusión de la cultura homosexual y otros proyectos de ingeniería social, que a los principios con los que fue concebida: mantener la paz y la seguridad internacionales, fomentar entre las naciones relaciones de amistad y promover el progreso social y los derechos humanos.
Algo está cambiado, sin embargo, y muchos gobiernos comienzan a elevar la voz, en concreto, en contra de la agenda abortista de la ONU, dedicada a promover la muerte del feto acogiéndose a supuestos “derechos sexuales y reproductivos”. Se repite la idea, antropológicamente perversa, de enmascarar la realidad para deformarla. Nada tiene que ver, en efecto, el holocausto silencioso de millones de niños, con los derechos humanos proclamados en 1948.
El último editorial de Friday Fax, un newsletter semanal de referencia en cuestiones como la defensa de la vida, del Catholic Family & Human Rights Institute, lo dice con meridiana claridad: “Los gobiernos se están cansando de la labor de los defensores del aborto, que han intentado durante 20 años introducirlo en acuerdos de la ONU y quieren aprovechar también la próxima conferencia de 2014 sobre población y desarrollo”. Y añade que esa actitud de rechazo “pone nerviosos a los abortistas”.
El editorial explica, por ejemplo, que en la última conferencia sobre salud organizada por la ONU, “los delegados se quejaron de que los derechos humanos estaban siendo reducidos a derechos sexuales y reproductivos”. Y añade que todo se manipuló de antemano hacia la expresión “salud y derechos sexuales y reproductivos”, una terminología que no figura ni en el acuerdo de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo celebrada en 1994 en El Cairo.
¿Derecho internacional?
El editorial de Friday Fax se refiere así a las presiones del lobby abortista en la conferencia de tres días celebrada e julio en Holanda para que el aborto sea reconocido como “un derecho internacional”. Afortunadamente, no tuvieron éxito.
Los delegados de distintos gobiernos se quejaron de que, a cambio de abordar amplias cuestiones sobre los derechos humanos, se pretendiera centrar el debate “en temas limitados” como el aborto, que están muy lejos de lo aprobado en la Conferencia Internacional sobre Población de El Cairo.
A pesar de las muestras proabortistas –como las recogidas en los paneles de la conferencia y numerosas intervenciones–, hubo delegados que aprovecharon para hacer hincapié, a contracorriente, en el bienestar del no nacido. El presidente de la comisión kazaja de derechos humanos, Kuanysh Sultanov, por ejemplo, se se atrevió a decir: “Al centrarnos en la salud reproductiva, no priorizamos la salud de nuestros niños desde el momento en que fueron concebidos, sino sólo desde el momento en que nacen”.