La triple fecundidad del amor

Fecundidad
Con frecuencia, al hablar de la fecundidad del amor, el pensamiento se orienta hacia los hijos,resultado del amor entre los cónyuges.
La fecundidad del amor es muchísimo más amplia.
Hablando coloquialmente, la fecundidad, entre los hombres, es:
 capacidad activa de generar realidad y crecimiento personales;
 de dar y difundir vida personal, humana…
 y de mejorar esa misma vida.
La fecundidad es capacidad activa de generar realidad y crecimiento personales; de dar y difundir
vida personal, humana… y de mejorar esa misma vida.
Tres tipos de fecundidad
Y, en este sentido, la fecundidad del amor es triple.
El amor es fecundo:
1) para quien ama;
2) para quien es amado;
3) para el “tercero” o los “terceros”, en quienes el amor mutuo —por su misma naturaleza—
tiende a expandirse.
El amor hace crecer siempre a quien ama; a menudo, a quien es amado; y con frecuencia
“desborda” hacia los demás, en beneficio de ellos.
Siempre, quien ama
El amor es siempre, siempre, siempre, fecundo para quien ama.
Más aún que para el amado.
El primer beneficiario del amor humano es la persona que ama: siempre, sin excepciones.
También cuando su amor no es correspondido.
Porque al amar, y solo al amar, crece como persona, se acerca a su plenitud; adelanta en el camino
hacia la felicidad, entendida como perfección y como dicha.
El primer beneficiario del amor es la propia persona que ama: crece como persona y se acerca a su
plenitud y a su felicidad.

De ordinario, quien es amado
De ordinario, el amor es también fecundo para quien es, se sabe y se siente amado.
Quien lo ama descubre en él no solo su grandeza presente, sino también toda su perfección futura:
lo que está llamado a ser.
Pone esa imagen ante los ojos del amado y, a través del propio amor, le otorga fuerzas para
acercarse a ella: para llegar a ser… quien está llamado a ser.
Y, de ordinario, la imagen de lo que está llamado a ser, y las fuerzas del amor que se le brindan, se
transforman en impulso eficaz para el propio crecimiento.
¡Pero solo “de ordinario”!
La libertad del amado puede hacer infecundo el amor que se le otorga, esterilizarlo y
desnaturalizarlo: el amor, fecundo y feraz de por sí, se torna en él infructuoso, yermo.
La libertad del amado puede hacer infecundo el amor que se le otorga, esterilizarlo y
desnaturalizarlo.
No solo tú, sino él: la “tercera” y definitiva fecundidad
El amor no se conjuga en primera persona. Poco o nada entiende del amor quien solo está
pendiente de sí mismo.
El amor germina, y comienza a entenderse, cuando se aprende a conjugar el tú.
El tú y el nosotros.
Pero, por su misma naturaleza expansiva, por su desbordante pujanza, no se detiene ahí.
Tiende imperiosamente a trascender incluso el nosotros. Dos personas que se quieren aspiran
naturalmente (incluso aunque no lo sepan: es el amor quien lo dicta) a “completar” ese amor,
haciendo que se expanda y se difunda en beneficio de terceros.
Tomás de Aquino lo expone nada menos que en relación con la Trinidad, para “explicar” al Espíritu
Santo: porque con dos Personas, incluso divinas —sostiene—, no se realizarían en plenitud las
“delicias” del amor. Las delicias del amor: hacer que ese amor se desborde en beneficio de otros.
Ni siquiera el tú, por tanto, hace plenamente comprensible el amor: es preciso aprender a conjugarlo
en tercera persona: él, ella, ellos, ellas.
Ni siquiera el tú hace plenamente comprensible el amor: es preciso conjugarlo en tercera persona.
Fecundidad inevitable y exclusiva
Al menos de una de estas tres maneras (yo, tú, él/ella) el amor es siempre fecundo: genera
crecimiento humano-personal.
Y solo el amor. Únicamente el amor hace crecer a la persona en cuanto persona.
El desarrollo personal, al que va unida la felicidad es siempre y solo consecuencia del amor que se
da.
Siempre y solo: amor y fecundidad, desde este punto de vista, corren parejos, casi se identifican.
Todo y solo el amor es fecundo: el progreso personal es siempre resultado del amor.
Desde este punto de vista, un amor infecundo es imposible, contradictorio, se niega a sí mismo.

Todo y solo el amor es fecundo.

La triple fecundidad del amor

Con frecuencia, al hablar de la fecundidad del amor, el pensamiento se orienta hacia los hijos,resultado del amor entre los cónyuges.
La fecundidad del amor es muchísimo más amplia.

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