Llegar al corazón de nuestros hijos es mucho más fácil de lo que pensamos. De hecho, llegamos muchas veces sin ser ésta nuestra intención. ¡Imagínate lo fácil que será si encima lo planeamos!
Te proponemos esta actividad.
Si en alguna ocasión llegas tarde y tu hijo ya está durmiendo, dibújale una sonrisa en un dedo de la mano. Díselo para que sepa que, aunque no te vea al acostarte, irás más tarde, le darás un beso y le dibujarás la sonrisa. Acostúmbralo a una rutina afectiva que le llegue al corazón.
Y para que te hagas una idea de lo que queremos decir, mira este vídeo. Solo dura un minuto. Aunque es un anuncio comercial, te ayudará a entender la importancia de tener detalles afectivos con tu hijo. Con el tiempo, estos recuerdos son con los que llenará su maleta de seguridad.
El padre de este vídeo, sin saberlo, ha creado una rutina afectiva que su hija ha dotado de un significado trascendente. Busca tu rutina y establece conexión de corazón a corazón con tu hijo. A veces puede ser tan solo mirar las estrellas por la noche o tumbarse en el suelo a contemplar cómo se mueven las copas de los árboles. Cualquier actividad que se repita periódicamente y que os ayude a sentiros conectados desde el alma.