Hoy en día, «cientos de los llamados niños y adolescentes transgénero están accediendo a vías de ‘transición médica’«. Vías que inicialmente consisten en ingerir «hormonas químicas recetadas de las que dependerán de por vida, y que han sido probadas y aprobadas mediante una autorización de comercialización (MA) para una categoría de población a la que no pertenecen«. Luego, para algunos, someterse a «la eliminación de sus características sexuales secundarias y sus genitales pero en perfecto estado de funcionamiento«.
Para administrar estos «tratamientos», médicos y cirujanos afirman haber obtenido el «consentimiento informado» de estos niños y adolescentes.
¿Consentimiento verdaderamente informado?
Según el Código de Salud Pública, el consentimiento del menor debe «solicitarse sistemáticamente si puede expresar su voluntad y participar en la decisión«, aunque son los titulares de la patria potestad los que realmente consienten el acto médico. Consentimiento informado que comienza con información adecuada.
Pero, en términos de transición de género, «hoy en día existen controversias médicas en todo el mundo muy ricas en las consecuencias de las vías de transición médica cuyo carácter experimental se señala«, recuerda Olivia Sarton, directora científica de la asociación Juristes pour l’enfance. Controversias a menudo silenciadas frente al paciente joven (cf. Género: 140 médicos e intelectuales piden que los jóvenes estén informados objetivamente).
El consentimiento también requiere que haya sido informado de alternativas terapéuticas. Pero, «¿podemos seguir presentando una posible alternativa terapéutica cuando se afirma que la transidentidad no es una enfermedad y no tiene nada patológico«?
Por lo tanto, «el menor cuyo cuerpo está sano y al que le proponemos un camino médico, ¿es capaz de aprehender lo que significa convertirse en paciente de por vida?», se pregunta el abogado.
¿Consentimiento libre?
Sometidos a la presión de las redes sociales, «la libertad de los menores para consentir el curso de medicina también es incierta cuando ya han hecho una llamada transición ‘social‘«. Y los estudios muestran que «del 95% al 100% de los niños tratados con bloqueadores recurren a tomar hormonas antagonistas«.
Finalmente, «¿serán creíbles los adultos, los padres y los médicos, que se esconden detrás del ‘consentimiento‘ de los menores, cuando estos últimos, habiendo crecido y dándose cuenta del alcance de los actos sufridos, los reprochen? »
Para la investigadora y profesora de filosofía Michela Marzano, «hacer del consentimiento el único criterio capaz de separar lo legítimo de lo ilegítimo en nombre del respeto a las libertades fundamentales del ser humano conduce al vaciamiento de su significado de derechos humanos«.
Fuente: Revista de Medicina y Derecho, Olivia Sarton (23/09/2022)
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