Fuente: Revista Misión
Los que se quedan
Alexander Payne nos lleva a la agitada Norteamérica de 1970. Paul Hunham (Paul Giamatti) es profesor en el prestigioso colegio Barton, un famoso internado en el que han estudiado varias generaciones de próceres norteamericanos. Paul tiene fama de estricto, poco empático y amargado. Cuando llegan las vacaciones de Navidad, todos marchan a su casa, pero siempre quedan alumnos que por alguna triste razón deben quedarse. Por ello cada año le toca a un profesor permanecer de retén para ocuparse de los infortunados muchachos. Y este año le ha tocado al profesor Hunham. Entre los alumnos a su cargo está Angus Tully (Dominic Sessa), un chaval rebelde. También permanece la cocinera, Mary Lamb (Da’Vine Joy), una mujer que acaba de perder a su hijo en la guerra de Vietnam. Hunham se humaniza y el rebelde Tully madura, a la vez que el espectador reflexiona sobre el sentido de la paternidad, el valor de los otros en nuestra propia existencia, y la importancia de dejarse acompañar en los dolores de la vida. Pero lo que se va tejiendo en el núcleo del film es la necesidad de la familia como lugar de pertenencia y de crecimiento personal.
Perfect days
El cineasta alemán Win Wenders nos cuenta la rutina cotidiana de Hirayama (Koji Yakusho), un hombre maduro y soltero, que apenas abre la boca, y cuyo trabajo es limpiar los váteres públicos de una zona de Tokio. Todos los días sigue el mismo patrón: se despierta, se afeita, riega sus plantas, sale a la calle, mira hacia arriba y sonríe lleno de alegría al contemplar el cielo clareando, coge una lata de una máquina expendedora, se sube en su furgoneta y se va a trabajar mientras escucha en su viejo casette canciones de los setenta. Wenders recupera un ser humano “pre-posmoderno”: no tiene televisión, ni redes sociales, ni ordenador… Sus relaciones son reales, no virtuales: con las cosas, con las personas, con la naturaleza… Vive con alegría la novedad del instante, cada jornada es de hecho una nueva aventura, no le preocupa el mañana, sino que goza con estar vivo “aquí y ahora”. Es tal su sencillez de corazón que es visto por los demás como alguien excepcional. Y es excepcional porque es humano, es decir, porque se ve su humanidad, no está sepultada bajo costras de prejuicios, engaños, evasiones, sucedáneos de vida o imágenes falsas.
Divertimento
Zahia Ziouani es una famosa directora de orquesta francesa, de familia argelina, nacida en 1978. Su despegue profesional no fue nada fácil para una chica que vivía –y aún vive– en el barrio de Saint-Dennis, en la periferia deprimida del norte de París. La película nos acerca a su adolescencia, a la época justo anterior a 1998, año en que crea su propia orquesta llamada Divertimento. La cinta de Marie-Castille Mention-Schaar habla del valor social de la música clásica, de los prejuicios raciales y económicos, del complejo mundo –y a menudo inhumano– de los conservatorios, de la familia como primer apoyo vital, de la relación maestro discípulo…. El telón de fondo de la trama profesional de las hermanas Ziouani es que se trata de una familia de inmigrantes argelinos; una familia ciertamente maravillosa. El padre (Zinedine Soualem) es quien les ha inculcado el amor a la música desde pequeñas, y unos se preocupan de otros en un clima en el que se armonizan exigencia y amor. Por tanto, la familia es el otro gran tema del film.
Director: Marie-Castille Mention-Schaar Duración: 114 min.
País: Francia
Debe estar conectado para enviar un comentario.