La crisis aprieta y muchas familias se han visto obligadas a recortar algunos gastos. Uno de ellos ha sido el comedor escolar, lo que implica que sus hijos lleven al colegio la comida de casa en fiambreras, tápers o tarteras.
En principio, lo deseable es que los niños coman en el colegio, no sólo por comodidad, sino porque los menús son variados, moderados y equilibrados; además el comedor es un ámbito educativo importante. Sin embargo, las circunstancias pueden obligar a buscar otros remedios. En las escuelas públicas de algunas Comunidades, como Madrid, Cataluña o Valencia, está previsto que los alumnos que lo deseen puedan llevar la comida de sus casas y comer en el comedor escolar.
Para que el remedio se convierta en solución, tenemos que esforzarnos por conseguir tápers de cinco tenedores, que no significa que sean merecedores de una estrella Michelín, sino que nuestros hijos coman bien.
Por supuesto que se puede comer bien en táper o fiambrera, pero, aunque es más barato, cuesta más. En primer lugar, hemos de tener una fiambrera de calidad: no vale cualquier recipiente, como un sencillo tupperware de plástico. Y en segundo lugar, hemos de cuidar mucho qué metemos en ella y cómo lo hacemos. Podríamos seguir estas recomendaciones:
■Preparar menús equilibrados. Un táper no debe contener lo que le gusta al niño, sino lo que le conviene: proteínas, hidratos de carbono, lácteos y fruta. Contar con la cena para compensar y asegurar una dieta rica y equilibrada.
■Evitar la monotonía y los caprichos. Para ello hay que hacer un plan de comidas. Podría llevarse en el táper lo mismo que se va a comer en casa. Nunca utilizarlo porque al niño “no le gusta la comida del cole”. Si tiene algún condicionamiento alimenticio (celiasis, diabetes, sobrepeso,…) se puede hablar con el centro escolar, aunque generalmente disponen de diversos menús.
■Cocinar con suficiente antelación para poder enfriar los alimentos convenientemente. Los alimentos no deben guardarse calientes y hay que tener en cuenta que cuando se recalientan sufren pérdidas nutricionales.
■Mantener la comida o el táper en la nevera hasta el último momento y asegurarse de que en la escuela se conservarán del mismo modo.
■Vigilar la higiene y las buenas formas. Comer de táper no debe significar perder los hábitos de higiene y buenas formas. Por eso, no es bueno que en el comedor escolar coman separados. Los monitores deben atender tanto a los que comen del colegio como a los que comen de casa. Comer bien no sólo depende de lo que haya en el plato, sino también de la forma de hacerlo: cómo sentarse, cómo colocar los brazos en la mesa, cómo servir, cómo utilizar los cubiertos…
■El táper no debe ir acompañado de un refresco: en las comidas se bebe agua.
Sería muy conveniente que el o la nutricionista del Centro proporcionara a los padres una guía de menús y que todos los alumnos recibieran sesiones sobre buena alimentación, porque para comer bien no hace falta ir a un restaurante de cinco tenedores.
Fuente: Familia actual
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