Tácticas «solapadas» en negociaciones de la ONU no promueven derecho al aborto

NUEVA YORK, 13 de marzo (C-Fam) Una nueva estrategia para crear derechos internacionales al aborto fracasó en la sede de la ONU esta semana al reunirse miles de delegados y defensores de la mujer en el vigésimo aniversario de un acuerdo sobre la mujer que sentó precedente.

Las agrupaciones proabortistas y sus partidarios en la ONU tenían la esperanza de que se aprobara una moción para transformar la sesión anual de una comisión de la ONU sobre la mujer de forma que pudiera aumentar su influencia.
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Una delegada suiza que encabezó las negociaciones primero presentó un proyecto de resolución sobre el método de trabajo de la Comisión sobre la Condición de la Mujer el mes pasado. Dijo que simplemente «integraba» resoluciones previas. Pero a los delegados se les avecinaba una sorpresa.

El borrador propuesto decía que la Comisión es un órgano «que fija normas», algo que antes jamás había sido contemplado. De los 193 estados miembros de la ONU, solo 45 son miembros de ella y sólo puede recomendar políticas al conjunto de los miembros. Un delegado calificó de «solapada» la táctica empleada durante las negociaciones.

Desde 1996 se encarga a la Comisión el «seguimiento y la revisión» de la Conferencia de Beijing sobre la Mujer, de 1995. Esto se realiza mediante debates generales y mesas redondas (formato familiar en el que cada país puede presentar lo que está haciendo para cumplir sus promesas políticas).

El proyecto propuesto por Suiza hubiera modificado el seguimiento y la revisión y lo hubiera convertido en algo más parecido a un mecanismo de revisión por pares en el que cualquiera de los miembros de la Comisión de la Mujer, así como organizaciones no gubernamentales, podrían efectuar comentarios y recomendaciones sobre cómo el país en cuestión debería implementar las resoluciones de la Comisión.

Las naciones poderosas e ingeniosas utilizan tales procedimientos en el sistema de la ONU para presionar a los países a fin de que legalicen el aborto y para promover el concepto de la orientación sexual y la identidad de género como motivo de discriminación en el derecho internacional.

La función ampliada de las organizaciones no gubernamentales prevista por los moderadores suizos fue más allá que cualquier acuerdo previo de la ONU. Pese a muchos pedidos de que se eliminara de la resolución, la moderadora insistió hasta el martes a la noche que se permitiera participar directamente en las negociaciones a un conjunto selecto de agrupaciones.

Lejos de generar transparencia y legitimidad democrática, hubiera multiplicado las voces de los países poderosos que promueven el aborto y subvencionan a las organizaciones que meramente hacen eco de sus posturas en las Naciones Unidas.

El aborto no es un derecho humano, y el consenso político mundial lo considera tema a ser abordado en la legislación nacional. Para las agrupaciones abortistas, modificar este consenso político es el primer paso necesario hacia el establecimiento del aborto como derecho internacional. Esto demostró ser imposible entre los 193 miembros de la Asamblea General, y los partidarios del aborto han estado intentando hacer avanzar las cosas en la comisión con una representación más reducida y un mandato limitado.

La comisión aprobó la resolución sobre cómo llevará a cabo su tarea durante quizás la próxima década hoy, sin las innovaciones del proyecto suizo.

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