Las miradas de los demás nos pueden hacer actuar con una dureza que seguramente nos hagan sentir culpables después.
Me veo en la obligación de afirmar en favor de los niños, que el hecho de que vivan una frustración con dos años no quiere decir que vayan a tener ese mismo comportamiento con quince años porque si algo haremos hasta esa fecha será dotarles de herramientas y habilidades de todo tipo que les permita precisamente salir de sus frustraciones de forma autónoma, pero mientras no sepan tendremos que estar para ayudarles no para juzgar sus conductas.
Pensamientos que debo tener ante una rabieta
■Mi hijo de dos años no se está portando mal, está en medio de una rabieta y yo debo ayudarle a salir de ella
■Mi hija de tres años no me está avergonzando por no obedecerme a la primera, le voy a enseñar que sus actos tienen consecuencias
■Los niños tienen baja tolerancia a la frustración, voy a aprovechar este momento para enseñarle a mi hijo a canalizar esa frustración
Validación de sentimientos como respuesta
Cuando la madre del caso que os he narrado le dice a su hija en medio de una situación tan estresante como la que nos describe “cariño cuando se te pase el enfado puedes venir donde mamá, que te abrazará y nos iremos a bañar…. Cariño, entiendo que te quieras poner el gorro de la piscina sola” está demostrando tener un gran control emocional que le permite separar en ese momento lo que su hija le hace sentir (vergüenza, frustración, himpotencia,nerviosismo, etc.) de lo que su hija necesita realmente.
Saber estar por encima de los comentarios llenos de juicio que otras personas difunden sobre nosotros en momentos de tensión y también sobre lo que ciertas conductas nos hacen sentir, nos permite educar más allá de un buen comportamiento.
No se trata solo de tener hijos bien educados cuyo comportamiento esté bien visto a los ojos de la sociedad sino saber llegar más lejos, educar las emociones de tal forma que los niños sepan salir por si solos de sus propias frustraciones, consiguiendo así un buen control emocional que deriva en una autoestima sana y equilibrada a lo largo de su vida.
Leticia Garcés Larrea, Pedagoga. Orientadora y formadora
Fuente:Edukame
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