Con un sentido común que desarma, cincela titulares de quien se ha fajado con estudiantes desde primaria a la universidad. Profesor de Filosofía en la UNED y autor de varios libros, Luri retoma sin complejos una antropología desideologizada para acusar a la escuela actual de hacer “del anti-intelectualismo una pedagogía de culto”, en la que se “da escaso valor escolar al talento, por eso nuestros jóvenes no quieren ser emprendedores, sino funcionarios”.
Considera además que está desconectada del sistema productivo, “porque no ha servido para amortiguar los efectos de la crisis”, a pesar de las “ingentes cantidades invertidas”, por lo que cree que “vive completamente de espaldas a los resultados”. Resultados que hay que valorar vengan de donde vengan, opina, “porque lo que está en juego es la posibilidad de decidir” y añade que sólo conoce un centro educativo donde se estudia robótica y es sólo de chicas. Sobre la educación en casa, opina que es el único ámbito donde “se nos quiere incondicionalmente”, pero advierte que ese amor de los padres por los hijos se empieza a practicar “de manera un tanto neurótica” y les anima a ocuparse “un poco menos” de ellos “para poder ocuparnos mejor.”
¿Qué es para usted educar?
Básicamente, tres cosas: desarrollar la atención, dirigir el apetito y disponer de una amplia cultura general (que es la cultura común).
Los grandes partidos siguen sin ponerse de acuerdo en cuestión educativa, ¿cómo enjuicia este continuo “baile” legislativo y de qué modo ha afectado y afecta a los alumnos?
Creo que esa dificultad, real, para el consenso entre los partidos en cuestiones educativas se refleja en otra dificultad mucho más preocupante: la incapacidad de los gestores educativos públicos para conquistar consensos sociales amplios. Por eso se acabará imponiendo la autonomía de los centros. Por otra parte, aunque es cierto que hemos tenido varias leyes, todas las que se han puesto en práctica han contado con un mismo consenso legislativo, el de socialistas y nacionalistas. Habría que preguntarse por qué en nuestro país esta mayoría se considera con el derecho de propiedad de la escuela. ¿Quién tiene la culpa de nuestros desastrosos resultados escolares?
¿Qué le parece la nueva ley del ministro Wert?
Me parece que era necesaria una reacción contra nuestros altísimos niveles de fracaso escolar. Pero dudo que el ministro Wert represente esta reacción. Ahora bien, la virtud de un gobernante la marca siempre su fortuna. Y ya veremos cómo evolucionan los resultados de nuestros alumnos si la ley se mantiene unos años. Respecto a su contenido, me parece que incluso los que la critican mantendrán sus ideas básicas si están en condiciones de cambiarla: apertura de itinerarios, reforzamiento de las materias troncales, evaluaciones externas… Con respecto a los contenidos, a mí no me preocupan especialmente. Los docentes españoles llevan muchos años ejerciendo sin tener muy en cuenta los programas oficiales.
¿Cuáles son los principales aspectos que debería mejorar/cambiar cualquier normativa sobre la enseñanza?
Me conformo con dos: la formación del profesorado y una evaluación seria al final de la escolarización. Respecto a la formación del profesorado, creo necesario, primero, el dominio del castellano y el inglés; segundo, la adquisición de conocimientos académicos amplios; tercero, la capacitación para transmitir esos contenidos (el profesor educa por impregnación); cuarto, la competencia para detectar dificultades de aprendizaje y diseñar estrategias de recuperación; quinto, la introducción de prácticas reflexivas.
Como profesor desde Primaria a Universidad, ¿qué causas subyacen en la indisciplina de los alumnos?
La indisciplina del alumno tiene muchas causas. La principal es que la escuela actual es víctima de sus buenas intenciones. Fomentamos más la espontaneidad del alumno que la seriedad (el desarrollo de la atención y la concentración intensiva). El alumno que se porta mal sabe que, en el fondo, es impune. Pero lo importante de la indisciplina es que consume toda la energía docente.
En el sentido anterior, ¿por qué la apatía de los alumnos ante el aprendizaje?: ¿profesores?, ¿el sistema?, ¿responsabilidad de los padres?
Efectivamente, ¿por qué teniendo tantas posibilidades para aprender nuestros alumnos no quieren estudiar? Porque hemos hecho del anti-intelectualismo una pedagogía de culto y porque la excelencia se ha quedado sin defensores.
¿Qué opina sobre la educación diferenciada en los colegios?
Yo he llevado a mis hijos a escuelas mixtas. Y lo seguiría haciendo. Pero aquí lo que está en juego no son las decisiones de cada uno sino la posibilidad de decidir. ¿La elección de escuela por parte de las familias –una elección real, entre alternativas claramente definidas– forma parte o no de las libertades civiles? Añado que el único centro que conozco en el que las niñas estudian robótica es un centro diferenciado.
Usted alude al inconveniente de los padres superprotectores, porque añaden más estrés a su cometido de padres y, por otro lado, chantajean a sus hijos para que cumplan los objetivos académicos, ¿qué sentido tiene este círculo vicioso?
Las cosas siempre suceden por algo. Lo que tenemos que preguntarnos es si no es necesario ocuparnos un poco menos de nuestros hijos para poder ocuparnos mejor.
Con tanta protección, les queremos evitar el sacrificio y dolor habitual en la vida en vez de acompañarles en este recorrido, pero ¿no hemos madurado también nosotros en estos aspectos de la vida?
Sacrificio, dolor… ¿Por qué no hablamos de relajamiento, de humor y de la predisposición a aprender de nuestros fracasos?
¿Falta actualmente algo tan simple y contundente como que los padres quieran incondicionalmente a sus hijos?, ¿por qué nos olvidamos de esta fundamental premisa educativa?
Para valorar la relevancia de la familia tenemos que preguntarnos qué es aquello que si no nos lo da ella, no nos lo da nadie más. Básicamente es el amor que recibimos de manera incondicional por ser quienes somos. A diferencia de la familia, en la sociedad se nos valorará por lo que sabemos hacer. Los padres no se han olvidado de la importancia del amor, lo que comienza a ocurrir es que lo practican de manera un tanto neurótica.
Página digital.-¿En qué modo y medida cree que influyen en los estudiantes los mensajes pesimistas de los medios de comunicación sobre el futuro?
Lo que ha de darnos miedo es el presente: ¿por qué las cantidades enormes que hemos gastado en educación en las últimas décadas no han servido para amortiguar los efectos de la crisis? ¿No decimos que hay una relación directa entre inversión educativa y progreso económico? ¿Por qué en España esta relación se ha mostrado problemática? Mi sospecha es que nuestra escuela, en general, vive completamente de espaldas a sus resultados. A nadie parece interesarle realmente la relación entre el sistema educativo y el sistema productivo. Lo que ha de darnos miedo, en definitiva, es el escaso valor escolar del talento entre nosotros. Por eso nuestros jóvenes no quieren ser emprendedores, sino funcionarios.
Como los chicos no son tontos, ¿por qué cuesta a los profesores reconocer sus errores?
Porque nos falta algo que podríamos llamar una “errorología”, una ciencia del error en la escuela. Un mal profesor se limita a poner un cero en una respuesta incorrecta de un alumno. Un buen profesor analiza la lógica que hay detrás de la respuesta incorrecta.