Bruselense.-Juan E. Méndez, relator especial de la ONU sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, ha afirmado en la presentación de su informe anual ante el Consejo de Derechos Humanos el 1 de febrero de 2013, que la negación de los servicios reales, sanciones o represalias a mujeres por un aborto legal podría equivaler a tortura.
Méndez dedica un apartado de su informe a las que denomina “violaciones de los derechos reproductivos” y llega a considerar una quiebra del secreto médico y la confidencialidad que las mujeres que cometen abortos ilegales sean denunciadas por el personal médico ante la autoridad pública (ap. 46). Méndez sostiene que la prohibición legal sin excepciones de cometer abortos viola la prohibición de no torturar o maltratar (ap. 50).
Es sorprendente el descaro con el que la manipulación ideológica pulula entre el alto funcionariado de las Naciones Unidas, presentando el mal bajo apariencia de bondad y ocultando la realidad verdaderamente torturadora del aborto. Ni una palabra en el susodicho informe de:
-El Síndrome postaborto que devasta a un alto número de mujeres que abortan.
-El ocultamiento de información esencial sobre los riesgos del aborto (incluido el riesgo de cáncer).
-La manipulación a la que se ven sometidas las jóvenes que caen en manos de las agencias y clínicas abortistas, y cometen abortos secretos a espaldas de sus padres o tutores legales.
-La falta de consentimiento informado al ocultar toda prueba médica que identifique a su hijo con un ser humano.
-La vulneración de la libertad religiosa y de conciencia del personas médico y sanitario, cuando se ven forzados a participar en abortos contra su voluntad y la falta de respeto de los Estados que no reconocen el derecho a la objeción de conciencia sanitaria.
-Las muertes de mujeres (muchas de ellas jóvenes) por abortos legales.
-La cruel práctica de dejar morir al niño nacido como resultado de un aborto “fallido” (como ocurre en Canadá).
-La discriminación racial y étnica indirecta, ya que el aborto se ceba en muchos países sobre todo en las mujeres que pertenecen a minorías raciales (es el caso de Estados Unidos, por ejemplo, con las mujeres de raza negra, o las de origen iberoamericano).
-La selección de aborto por sexo y el feminicidio.
-La práctica del aborto “preventivo” (como en el caso de los embarazos de gemelos, trillizos…).
-La presión a la que se ve sometida en tanta ocasiones la mujer embarazada que no desea abortar para que lo haga, por parte del personal médico y auxiliar.
¿No son éstas las verdaderas torturas a las que se ven sometidas las mujeres que buscan ayuda ante un embarazo inesperado y desgraciadamente en lugar de encontrar amparo caen en las manos de ONGs que solamente persiguen un fin ideológico, y finalmente de las clínicas que ven cómo sus cuentas bancarias crecen con la tragedia de tales mujeres?
Todo ello por no hablar de la tortura inicial que deviene asesinato, por los crueles métodos usados contra el niño no nacido para acabar con su vida.