Profesores motivados influyen más en el éxito escolar que el gasto educativo

Los tres mitos de gasto educativo
Los tres mitos de gasto educativo
Los resultados de la educación dependen más de cómo y en qué se invierten los recursos económicos que de la cantidad, pero influye aún más en ellos un profesorado preparado y motivado que saque lo mejor de cada alumno.

“Los resultados de Finlandia son fruto de muchos años de apostar muy fuerte por la docencia, por la calidad, por atraer a los mejores a la enseñanza, darles formación continua, por convertirlos en el centro de la política educativa”, según declara a Efe el analista principal de la OCDE para el Programa de Evaluación internacional de Estudiantes (PISA), Pablo Zoido.

Y esto no ha pasado de la noche a la mañana, enfatiza, sino que las reformas se han efectuado durante décadas, de manera “decidida y continua” desde los años sesenta.

“El profesorado, está claro -subraya-, juega un papel fundamental en la ejecución de cualquier reforma, es uno de los actores principales, no sólo en su diseño, sino también en cómo se aplica”, así que se debe “contar con los docentes” por la relación directa que tiene con los alumnos.

Preguntado por las consecuencias de los ajustes de gasto de las administraciones públicas, señala que no necesariamente tienen que tener un impacto negativo ni tampoco positivo, sino que todo depende de cómo se gaste y dónde se gaste.

“Está claro que vivimos un contexto muy complicado, en que los recortes no van a llevar necesariamente a una mejora en la calidad ni en la eficiencia, así que es importante -dice- captar recursos para allí donde conviene más y dedicarlos donde más se precisan”.

Pero más relacionado con la mejora educativa está, insiste, el apoyo a una profesión docente de calidad, en la que los profesores se sientan valorados y motivados para conseguir el mejor resultado de los alumnos.

Zoido, que se encuentra en España invitado por la Universidad Europea de Madrid, asegura también que experiencias como la finlandesa desmienten la creencia de que es imposible que todos los alumnos puedan tener éxito académico.

Los alumnos de 15 años con mejores resultados en la evaluación PISA estudian en sistemas de educación universal, en que todos tienen acceso a los mismos recursos educativos y donde la elección de itinerarios formativos se produce “muy tarde”, al acabar la educación obligatoria.

“De hecho, hay sistemas que han retrasado (la elección de itinerarios) y muestran mejores resultados; el caso de Polonia es sintomático, pero en Alemania también se está apostando en esa dirección”, explica.

Sobre los repetidores, recuerda que los países con las tasas más altas no salen bien parados en PISA.

Aquellos que han minimizado el impacto de las repeticiones lo han conseguido por medio de la detección temprana de dificultades, incluso en primaria, con apoyos a los alumnos durante las propias horas lectivas para ponerlos al nivel de los compañeros.

Preguntado por los resultados medios-bajos del alumnado español en PISA, recuerda que esta evaluación no es una ‘selectividad’, pues no aprueba ni suspende nadie.

“Es verdad que no estamos en el nivel de los mejores sistemas educativos, pero sí en uno comparable al de otros países de la OCDE y la UE, teniendo en cuenta -matiza- el contexto socioeconómico de España, que es diferente al de otros países”.

Reconoce que España tiene una tasa de alumnos excelentes inferior a las medias de PISA, pero tiene otras fortalezas, como menos alumnos en los niveles más bajos.

“Los sistemas que han ido mejorando -indica- han sido los que han apoyado precisamente a los alumnos que están en niveles más bajos de competencias”.

Entiende que los resultados españoles no se deben a una sola razón y destaca que el modelo ha ido mejorando mucho en los últimos tiempos, aunque toda la comunidad escolar y las administraciones deben afanarse en que progrese aún más.

España, subraya, tiene un potencial fabuloso, con la generación joven mejor preparada; lo que hace falta es el consenso, el esfuerzo común y el optimismo de las diferentes partes implicadas en la educación.

Cada sistema escolar, defiende, debe adaptar las mejores prácticas de lo que se ve que se está haciendo fuera, pues una característica de todos los modelos que salen bien en PISA es una sensibilidad continua para aprender de otras experiencias.

En cuanto a los “ni-ni” (jóvenes que no estudian ni trabajan), reconoce que es un problema complejo sin solución inmediata, aunque cita el ejemplo canadiense de flexibilidad elevada entre el sistema educativo y el mercado laboral para poder retomar los estudios cuando sea necesario.

Jesús Lozano

(Agencia EFE)

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