Te quiero con cinco lenguajes

Aunque pocos lo saben, el amor se expresa en cinco lenguajes. Y para que la relación crezca sin tropiezos, es recomendable conocer cuál es el que cada uno de los cónyuges expresa mejor y cuál es el que más necesita recibir.

Qué le pasa al amor después de la boda?”. Con esta inquietante pregunta comienza su libro Los cinco lenguajes del amor (UNILIT, 2015) el norteamericano Gary D. Chapman. Es la pregunta que le hizo en un avión el pasajero de al lado, un hombre entrado en años que se había casado tres veces y fracasado otras tantas.
En realidad, a ese desafío de entender el amor para cuidarlo no solo se enfrentan los recién casados, también matrimonios que con los años pierden la ilusión.
Para Chapman (que como orientador familiar ha tratado a miles de cónyuges), la clave está en la comunicación. Concretamente, en el lenguaje con que comunicamos al otro nuestro amor, y que va mucho más allá de las palabras.

Curiosamente, una persona puede expresar su amor sobre todo con un lenguaje, pero reclamar ser amado con otro lenguaje distinto. Por eso, según Chapman, cada persona tiene que identificar el suyo para decírselo a su marido o a su mujer, y que así ambos puedan reconocerse y acercarse mejor el uno al otro.

Contacto físico

El primero de los lenguajes del amor es el contacto físico. Vidal Quadras explica que  “quienes expresan su amor a través de este lenguaje suelen preferir hacerlo con caricias, abrazos, tomando de la mano a su cónyuge, sentándose cerca… Para ellos, el roce hace el cariño”.

Hay mil ejemplos: ir de la mano por la calle, darse un beso sin motivo, un abrazo al cruzarse por el pasillo, y también realizar el acto sexual, teniendo en cuenta una advertencia de Chapman: “La mayoría de problemas sexuales en el matrimonio tiene poco que ver con las técnicas físicas, sino más bien con la satisfacción de las necesidades emocionales”.

Palabras de estima

El segundo son las palabras de reconocimiento. «Felicitar a tu cónyuge por algo que ha hecho, darle una palabra de aliento, hacerle un cumplido… Son palabras que fortalecen la autoestima y la seguridad del otro» afirma Vidal-Quadras.

«Quienes recurren a este lenguaje articulan declaraciones románticas, escriben poemas, dejan notas de amor, dicen cuánto quieren a sus cónyuges o qué guapos están… El silencio, para ellos, equivale al olvido”.

¿Sabes cuál es el lenguaje de tu cónyuge?

Javier Vidal-Quadras propone a las matrimonios hacer este sencillo test para que logren identificar cuál es el lenguaje con el que cada uno prefiere que su cónyuge le recuerde lo mucho que lo ama. Al finalizar, es importante que juntos compartan sus respectivas respuestas.

Cada pregunta te presenta un par de frases. Las dos indican formas buenas y saludables de expresar el amor. Sin embargo, cada persona es diferente y  prefiere una de las dos afirmaciones sobre la otra. Por eso, en cada caso, elige solo una opciónDescarga el PDF con el test al final de este artículo.

Tu puntuación más alta indica tu lenguaje amoroso principal. Compártelo con tu cónyuge y comprometeos los dos a explorar estos cinco lenguajes del amor cada cierto tiempo y, sobre todo, a expresar el amor con mayor frecuencia en el lenguaje en que el cónyuge espera recibirlo.

Puedes acceder aquí al test en formato PDF: Test Cinco Lenguajes

Amar con regalos

El tercero lo constituyen los detalles y regalos. Quien muestra su amor de esta manera invierte dinero para demostrar a su cónyuge que es querido, o tiempo para crear sus propios regalos, con el resultado de un obsequio.

“Lo material para ellos refleja lo espiritual, y no necesariamente por su valor, sino por la dedicación que supone –continúa–. Es un signo visual de amor que demuestra al cónyuge que estás pensando en él o en ella”.

Servirte es quererte

El cuarto lenguaje del amor son los actos de servicio: cocinar, hacer las tareas más desagradables, recoger al otro en el trabajo, colgar un cuadro que gusta al cónyuge, sacar la basura, hacer recados o quedarse con los niños para que el otro pueda hacer alguna actividad, “con objeto de que sepa que le quieres”.

Tiempo de calidad

Por último, el quinto lenguaje es el tiempo de calidad: buscar momentos y blindar horas y días para estar juntos, reservar un fin de semana de viaje, dar un paseo… “Quienes expresan su amor así regalan a su cónyuge su presencia plena a menudo.

No se trata solo de compartir mucho tiempo, sino también de aprovechar bien el tiempo juntos, hacer cosas en común y disfrutar de los momentos conscientemente y prestando a la otra persona toda la atención”, afirma  Vidal-Quadras.

Sin adivinanzas

“Las expectativas sobre el otro deben explicarse de forma clara. No podemos esperar que el otro adivine lo que necesito, que se acuerde de todo lo que me gusta e ilusiona… Hay que comunicar claramente nuestras expectativas, y pedir a la cónyuge lo que necesito de él o de ella, con claridad y sinceridad. Y junto a ello, reforzar al otro y valorar lo que hace por mí”.

Por eso, el hallazgo de Chapman permite “reforzar lo que ya sabes de tu cónyuge y, al mismo tiempo, te pone en la pista de lo que no conoces para, al final, dar y recibir afecto de forma clara y satisfactoria”, concluye Javier Vidal-Quadras.

Artículo publicado en el número 48 de la revista Misión, la revista de suscripción gratuita más leída por las familias católicas de España.