Respeto: propuestas prácticas para adolescentes

1. El respeto en la vida diaria
Podemos expresar respeto en nuestro día a día de muchas formas. Hablar con vuestros hijos de las múltiples formas en las que pueden ser respetuosos en su vida diaria les ayudará a ponerlo en práctica. Podéis pedirles que piensen en comportamientos respetuosos, y proponerles vosotros también algunos. Por ejemplo, soy respetuoso cuando:
Trato a los demás con consideración. No les discrimino o aparto por considerarles diferentes.

Acepto opiniones diferentes a las mías. Debato y digo lo que pienso sin infravalorar a los demás.

Me comporto con educación: pido las cosas por favor, agradezco, saludo y me despido.

Resuelvo los conflictos hablando, sin violencia verbal o física. Defiendo mis derechos con asertividad.

Me dirijo a los profesores con educación y les expreso mis desacuerdos en privado y con calma.

Guardo los secretos de los demás y no revelo información privada.

No critico a las espaldas ni difundo falsos rumores sobre los compañeros.

Soy puntual.

Espero mi turno en la cola.

No miro el móvil cuando estoy hablando con una persona.

Respeto el descanso de los demás por la noche. No grito ni pongo música en la calle de madrugada, ni pongo música alta en espacios públicos.

Valoro y aprecio el trabajo y esfuerzo de otros: la comida que ha preparado mi madre o padre, el trabajo que ha presentado en público un compañero de clase, etc.

Cumplo con las leyes y normas, sigo las instrucciones de los agentes de la autoridad.

Mantengo la ciudad limpia: tiro la basura a la papelera, no pinto las paredes, recojo las heces de mi perro, etc.

1. El respeto en la vida diaria
Podemos expresar respeto en nuestro día a día de muchas formas. Hablar con vuestros hijos de las múltiples formas en las que pueden ser respetuosos en su vida diaria les ayudará a ponerlo en práctica. Podéis pedirles que piensen en comportamientos respetuosos, y proponerles vosotros también algunos. Por ejemplo, soy respetuoso cuando:
Trato a los demás con consideración. No les discrimino o aparto por considerarles diferentes.
Acepto opiniones diferentes a las mías. Debato y digo lo que pienso sin infravalorar a los demás.
Me comporto con educación: pido las cosas por favor, agradezco, saludo y me despido.
Resuelvo los conflictos hablando, sin violencia verbal o física. Defiendo mis derechos con asertividad.
Me dirijo a los profesores con educación y les expreso mis desacuerdos en privado y con calma.
Guardo los secretos de los demás y no revelo información privada.
No critico a las espaldas ni difundo falsos rumores sobre los compañeros.
Soy puntual.
Espero mi turno en la cola.
No miro el móvil cuando estoy hablando con una persona.
Respeto el descanso de los demás por la noche. No grito ni pongo música en la calle de madrugada, ni pongo música alta en espacios públicos.
Valoro y aprecio el trabajo y esfuerzo de otros: la comida que ha preparado mi madre o padre, el trabajo que ha presentado en público un compañero de clase, etc.
Cumplo con las leyes y normas, sigo las instrucciones de los agentes de la autoridad.
Mantengo la ciudad limpia: tiro la basura a la papelera, no pinto las paredes, recojo las heces de mi perro, etc.
2. ¿Cuándo no estoy respetando?
Invita a tu hijo a pensar en diferentes formas de ser no ser respetuoso. Para ello, haced una lluvia de ideas sobre todas las formas que se os ocurran en las que una persona puede ser irrespetuosa. Anotadlas en una pizarra o en una hoja y agrupad las que son parecidas. Analizad y reflexionad juntos sobre las distintas maneras en que podemos ser irrespetuosos.
Estos son ejemplos de comportamientos irrespetuosos:
✓ No responder cuando te saludan.
✓ Gritar a tus padres o ignorarles cuando te hablan.
✓ Hacer faltas intencionalmente a un jugador durante un partido.
✓ Empujar a alguien para pasar.
✓ Burlarse y ridiculizar a una persona por su condición física.
✓ Reírse o infravalorar a una persona por ser mayor. Llamarle viejo de forma despectiva.
✓ Grabar a una persona con el móvil y difundirlo sin su consentimiento. Difundir fotos privadas.
✓ Tomar un refresco en la calle y dejarlo en el suelo.
✓ Hablar en clase mientras el profesor está explicando o pidiendo silencio.
✓ Reírse de un compañero que está exponiendo un trabajo en clase. Ridiculizar su trabajo o no aplaudirle.
✓ Hacer daño a un animal.
✓ Colarse en la estación de tren sin pagar el billete.
El respeto en las redes sociales merece especial atención. El rápido desarrollo de la tecnología y las comunicaciones ha permitido que los jóvenes tengan acceso a numerosas aplicaciones comunicativas. Interactuar a través de chats y redes sociales está a la orden del día. Desgraciadamente, es habitual que los adolescentes se insulten y desprecien a través de las redes sociales, se burlen unos de otros o se amenacen.
La distancia y la invulnerabilidad que las redes sociales les dan les hace sentirse más confiados para escribir sin respeto ni autocontrol. Algo que quizá no se atreverían a decir en persona, sí lo hacen a través de un chat. De hecho, estas conductas no son exclusivas de los adolescentes. Si revisamos chats en los que intervienen adultos, también vemos esta tendencia a faltar al respeto fácilmente.

Es muy importante enseñar a nuestros hijos que este tipo de conductas, que pueden parecerles inofensivas, son una grave falta de respeto hacia la otra persona. Hay que recordarles que detrás de la pantalla hay una persona real, con sentimientos, que está recibiendo esos mensajes. Es necesario pensar antes de escribir y cuidar bien lo que decimos porque puede tener consecuencias graves tanto para la otra persona, como para nosotros mismos.
3. Reflexionando sobre el respeto en casa
Pídele a tu hijo que piense y anote distintas formas de no ser respetuoso con vosotros (sus padres) y consigo mismo, y reflexionad sobre sus respuestas: ¿Qué consecuencias tiene para él y para vosotros? ¿Se podría comportar de otra manera? ¿Cómo? Agradece a tu hijo su participación y el ejercicio de sinceridad que hace al responder abiertamente.
4. Discutiendo situaciones “problema”
Esta actividad ayudará a vuestro hijo reflexionar sobre las consecuencias positivas y negativas de no ser respetuoso y a comprender que ser una persona respetuosa nos trae consecuencias positivas a nosotros mismos y a los demás. Propón a tu hijo situaciones concretas en las que se falta el respeto y analizad las consecuencias que tiene tanto para la persona que se comporta, así como para los demás. Anímale también a que él mismo proponga situaciones concretas. Después, pídele que piense en un comportamiento alternativo respetuoso para resolver la situación inicial.
Hay editada una guía completa sobre este tema.En Educamos en familia
Fuente: Educamos en familia. Ver otros temas: https://educamosenfamilia.com