La libertad radical: ¡llega a ser quién eres!.-Profesor Tomás Melendo
El acto por excelencia de la libertad es el amor: voy siendo más libre en la medida en que puedo querer el bien y quererlo bien, si excesiva deliberación ni esfuerzo, con poca posibilidad de equivocarme y disfrutando al querer ese bien (es lo propio de la virtud) En el ámbito del ser, el crecimiento en libertad se manifiesta en que vamos siendo cada vez más quienes somos o quienes estamos llamados a ser: el hombre es un ser-para-el-amor, que se cumple plenamente en la misma medida en que ama más y mejor El ámbito más profundo de la libertad es el del ser: gracias a la libertad, partiendo de una naturaleza dada, yo “me construyo a mí mismo”, “voy siendo quien debo ser” o, por el contrario, me destruyo La responsabilidad es la “respuesta hacia mí mismo de mis propios actos”: siempre que hago algo, hay un “retorno” hacia mí de lo que hago, que me mejora o me hace peor persona Somos artífices de nosotros mismos, “arquitectos de nuestro cerebro” (Ramón y Cajal) La libertad alcanza su plenitud cuando soy capaz de hacer por y con amor todo cuanto realizo La libertad máxima y plena consiste en hacer por amor todo cuanto hago; en ir incrementando mi capacidad de amar, hasta convertirme en un acto de amor a Dios por todo la eternidad Edufamilia.