Cada tres años, unos 25.000 estudiantes de 15 años de nuestro país participan en estas pruebas ¿Son solo ellos los responsables de los resultados?
El informe PISA de la OCDE es incuestionable. Su trascendencia es tal, que sus resultados guían la política educativa de los países con el objetivo de mejorar la calidad de la enseñanza. Cada tres años, miles de chicos de 15 años se enfrentan a esas pruebas. Y es bien sabido que los estudiantes españoles no suelen quedar muy bien situados, porque no consiguen alcanzar la media de los alumnos de los países desarrollados. Pero ¿efectivamente esos resultados reflejan la realidad de nuestras aulas?
PISA (siglas en inglés de Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos) es una reconocida referencia internacional que parte de una premisa: evalúa las competencias. «Mide la capacidad de los alumnos para saber actuar de manera eficaz en un contexto. Es decir, es la capacidad basada en los conocimientos, experiencias, valores y actitudes que una persona ha desarrollado», explica David Cervera, consejero técnico del Instituto de Evaluación Educativa, el organismo del Ministerio de Educación que se encarga de elaborar el estudio español del informe PISA.
Los exámenes plantean resolver situaciones reales
Los exámenes plantean situaciones de la vida real que los alumnos deben resolver aplicando los conocimientos y destrezas adquiridos en la escuela, en la familia, con los amigos, en todos sus entornos… «Por ejemplo, una de las preguntas planteaba elegir entre varias ofertas de telefonía móvil. Los alumnos razonan y piensan por qué escogen una y otras no. Aplican conceptos matemáticos, explican por qué eligen la más barata o por qué otra más cara pero que ofrece mejor o mayores prestaciones», indica Enrique Escandón, director técnico de Educación Infantil y Primaria del Colegio Joyfe en Madrid.
PISA mide tres competencias: lectora, matemática y científica. Y cada año profundiza en una de ellas. Desde el año 2000, fecha en la que se realizó el primer informe, se hace así. Pero en España no fue hasta 2006, con la LOE (Ley Orgánica de Educación), cuando se introdujeron las competencias que debían adquirir los alumnos por cada ciclo educativo. «A los chicos no les ha dado tiempo a adquirirlas, porque hasta ahora el sistema educativo no trabajaba en esa línea. Por tanto, los datos de PISA no son cien por cien objetivos y no son una nota real para España. Medimos las competencias de los estudiantes, cuando estas enseñanzas están arrancando en muchos centros», asegura Escandón.
Cambio de mentalidad
Tampoco a los profesores les ha dado tiempo a ese cambio de mentalidad y a modificar sus métodos de enseñanza bajo el concepto de la competencia, como explica Carmen Guaita, maestra de Primaria y vicepresidenta del sindicato de profesores ANPE. «Aún no ha entrado en la formación del profesorado. Implantar los estándares de PISA lleva tiempo y no termina de encontrar calado en nuestro sistema educativo», indica.
«En España, ¿quién es responsable de enseñar a los alumnos a leer?»
Hay otro problema muy grave que existe en nuestro sistema educativo. En competencia lectora, los estudiantes españoles están 12 puntos por debajo de la OCDE, según el último informe PISA de 2009. Quizá no tengan ellos toda la responsabilidad de esa puntuación. «Para el aprendizaje de la lectoescritura falta un planteamiento claro en Infantil —afirma Escandón—. A los cinco años, en Infantil, los niños tienen que tener su primer acercamiento a la lectura y, a los seis, en 1º de Primaria, el profesor ya les da un libro de texto escrito y un cuaderno. ¿Quién es responsable de enseñar a los alumnos a leer y escribir? ¿El profesor del último curso de Infantil o el de primero de Primaria? No se dice en ningún sitio de forma clara cuál de ellos. Y luego a los 15 años les ponemos ante una prueba para que demuestren que saben leer. Les damos importancia a otras cosas y no cómo se enseña a leer, pero a los estudiantes les medimos cómo leen».
Falta homogeneidad
PISA presenta otro parámetro cuestionable: los 25.000 alumnos españoles que participaron en el informe de 2009 son una muestra aleatoria seleccionada entre todos los centros de Secundaria. Pero «no es homogénea –dice la profesora Guaita– porque hay Comunidades Autónomas que no participan en PISA. Por tanto, es una imagen parcial de España». En el último informe de 2009 faltaron Valencia, Castilla-La Mancha y Extremadura. Aquel año fue la primera vez que se presentaba el mayor número de regiones españolas en PISA: catorce comunidades y las dos Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla. Hasta entonces, participaban menos.
Guatia expone otra apreciación: «La enorme desigualdad que existe entre comunidades. Con una misma ley nacional, unas trabajan por competencias y otras no».
La sociedad como educadora
«PISA está diseñado para medir ciertos parámetros, pero no todos. Por ejemplo, no mide la capacidad intelectual del alumno ni el tiempo que dedica al estudio», indica José Luis Gaviria, catedrático de Métodos de Investigación en Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Dos factores que influyen en obtener mejores o peores resultados, sin duda.
«PISA no mide la capacidad intelectual del alumno»
De todas formas, este catedrático mantiene que existen características que hacen de PISA un informe fiable: «porque se aplica a alumnos de un grupo de edad, que hayan cumplido los 15 años y vayan camino de los 16, estén en el curso que estén, pueden ser repetidores. Y no a estudiantes de un grado determinado». afirma. Además, este estudio mide las competencias y «no el curriculum». Gaviria pone un ejemplo para entender estos términos: «Un taxista tiene que saber las normas de circulación, tener conocimientos de mecánica, conocer las calles de la ciudad, los mejores recorridos, tener destreza al manejar el volante, educación para atender al cliente… Todo ese conjunto de conocimientos, capacidades, destrezas, actitudes… es la competencia para el desempeño, que solo se demuestra en la realización de la tarea. Eso es lo que mide PISA. En el fondo, mide el rendimiento de un país y de una sociedad como educadores», asegura.
Aun así, con sus carencias y virtudes, errores y aciertos, «PISA, aunque limitado en cuanto a lo que evalúa, es el mejor instrumento para valorar el funcionamiento del sistema educativo de un país», sostiene el técnico David Cervera.
Cómo se hacen las pruebas de PISA
M. J. P-B. MADRID
Participantes: Se selecciona aleatoriamente una muestra de alumnos de 15 años a partir del censo total de centros.Esta edad se corresponde con 4º de ESO, pero pueden cursar 3º si han repetido. En el estudio de 2009 participaron 25.000 alumnos españoles, de 910 centros.
Proceso: Profesores, alumnos y padres son informados de que el centro forma parte de la muestra PISAdos meses antes de hacerse las pruebas. Los alumnos no saben quiénes de ellos van a participar hasta el mismo día del examen.
Examen: La prueba dura dos horas. Son 40 preguntas, pero no todos los alumnos contestan a las mismas preguntas. Hay 13 cuadernillos diferentes. Se combinan preguntas de elección múltiple y de respuestas abiertas. Cada alumno hace un examen distinto, pero entre todos responden a todas las preguntas de PISA.
Cuestionario: El alumno realiza un cuestionario de 30 minutos de duración sobre su familia, hogar, actividades educativas, tiempo que dedica el estudio… El centro también.
Lectura electrónica: En 2009, por primera vez, 2.700 alumnos españoles hicieron esta prueba.
Resultados de 2009: Competencia lectora: 481 (media OCDE, 493). Competencia matemática: 483 (OCDE, 496). Competencia científica: 488 (OCDE, 501).Fuente:ABC