Un poco de filosofía es lo que recomendaba hace unos años Lou Marinoff en su famoso libro Más Platón y menos Prozac (ver crítica), y es también lo que ahora oferta el ayuntamiento del pueblo italiano de Corigliano d’Otranto a sus habitantes. Su alcaldesa, la licenciada en filosofía Ada Fiore, ha creado una Consultoría Filosófica adonde puede acudir todo ciudadano que quiera tener una visión diferente de sus problemas y conflictos cotidianos.
Asesores especializados, como la filósofa Graziella Lupo, atienden a todo aquel que quiera hacer una consulta filosófica individual. Las cuestiones que más preocupan a la mayoría de la gente –los conflictos que consideran un impedimento para su felicidad– son generalmente los derivados de la convivencia: las relaciones de pareja, los problemas laborales y las tensiones entre padres e hijos.
La terapia filosófica no trabaja con técnicas psicológicas, no indaga el inconsciente ni se adentra en épocas pasadas del paciente-ciudadano, sino que pretende ofrecerle una visión más global, realista y optimista de la vida. El consejero filosófico, como experto en las diferentes interpretaciones o visiones del mundo, dispone de las armas precisas para ensanchar el horizonte vital de sus clientes, de analizar críticamente su realidad y de descubrir nuevos significados que, en vez de volver sobre el pasado (técnica propiamente psicoanalítica), mira al futuro.
El asesoramiento filosófico puede ser individual o en pareja. Las sesiones duran 50 minutos y cuestan 15 euros cada una. Pero también se puede solicitar un “asesoramiento filosófico familiar”, en ese caso, las sesiones son un poco más largas (90 minutos) y tienen un coste de 20 euros.
La experiencia está teniendo éxito, tanto que el ayuntamiento italiano ha puesto en marcha un “Sendero filosófico” por la ciudad, con el objetivo de que el paseante se encuentre consigo mismo tras un recorrido lleno de preguntas, palabras e ideas; de forma peripatética, el sendero lleva a la contemplación, algo que no nos permite el ritmo de vida actual, pero de lo que depende en gran medida nuestra salud mental y, por qué no, nuestra felicidad.
Como hemos dicho, uno de los motivos más consultados son las relaciones entre padres e hijos. ¿Qué puede hacer la filosofía en estos casos? Quizá mucho más de lo que pensamos. Un asesor filosófico nos propondría lo que Lou Marinoff llamaba el proceso “PEACE”.
Tal proceso tiene cinco pasos. El primero consiste en enseñar al paciente a enfrentarse a sus Problemas existenciales, aquí la filosofía es de gran ayuda porque, en vez de tender a concretar los conflictos, busca ampliar las perspectivas. El segundo enseña a expresar las Emociones que provoca ese conflicto. El tercer paso lleva a Analizar todas las opciones posibles. El cuarto nos hace elevarnos sobre la situación para Contemplarla en su conjunto (lo que Platón llamaba synopsis). Según Marinoff este sería el paso más filosófico por cuanto supone integrar todos los elementos y adoptar una nueva postura. Por último, si el proceso se lleva a cabo con éxito, se acabará encontrando el Equilibrio.
El asesoramiento filosófico no es exclusivo de esta ciudad italiana, hace ya tiempo que se utiliza en el ámbito empresarial y existen asesores filosóficos particulares que ofertan sus servicios como los médicos o los psicólogos. La idea matriz es que muchos de los problemas que sufre el hombre actual tienen su origen en una falta de sentido, del que hablaba el psiquiatra Viktor Frankl. La búsqueda de ese sentido requiere, en mayor o menor medida, de manera formal o informal, una práctica filosófica que lo desvele. Por eso, en nuestras relaciones personales y familiares, no nos iría nada mal un poco de filosofía.Fuente Familia Actual
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