Miles de niñas de todo el mundo juegan a muñecas y muchas de ellas quieren ser como sus muñecas. Porque no ven la diferencia entre jugar a muñecas y jugar a ser muñecas, no en vano, el juego es un entrenamiento para la vida y jugando es como aprendemos de niños a vivir.
Para una niña, su muñeca Barbie o Nancy o el tipo que sea es un modelo en sus manos, un maniquí en miniatura, que puede convertirse en un ideal a imitar. Ya vimos cuando hablamos de las Niñas barbie cómo muchas chicas hacen lo posible y lo imposible por parecerse a sus muñecas preferidas, aunque para ello tengan que llevar su cuerpo al límite.
Como padres, hemos de pensar que cuando regalamos una muñeca a nuestra hija le estamos poniendo en las manos un arquetipo de la mujer que puede desear ser. Por supuesto, no todas las niñas van a desear ser como sus muñecas, pues no son los únicos modelos que tienen a su alrededor. Sin embargo, no es fácil encontrar en el mercado muñecas alternativas, es decir, que expresen el modo de ser de una chica normal y que no sean desmedidamente esbeltas, que no tengan proporciones imposibles y que no estén excesivamente maquilladas.
Por desgracia, resulta casi imposible encontrar en el mercado una muñeca “normal”. Por eso, la artista Sonia Singh de Tasmania, una entusiasta de las muñecas de segunda mano, ha iniciado un proyecto, que ha llamado Tree Change Dolls, consistente en desmaquillarlas, en quitarles todo lo artificioso de sus caras y en convertirlas en muñecas “normales”.
Sonia Singh cree que el canon de belleza que utilizan los fabricantes no concuerda con la realidad y la naturalidad. Por eso, ella compra Barbies, Nancys, Bratzs… de segunda mano y les da la oportunidad de “ser ellas mismas”. “Estas pequeñas muñecas estilosas –escribe en su blog– han optado por hacerse un cambio radical dejando una vida ostentosa y superficial para tocar la tierra con los pies”. Ella les lava la cara y las vuelve a pintar con expresiones más naturales, después las viste con ropa nueva hecha a mano.
En el blog de la artista australiana podemos encontrar “el antes y el después” de esas muñecas que se han sometido a una cura de naturalidad. Muy al contrario de lo que solemos encontrar en algunas webs cuando se recrean en el conocido “con maquillaje/sin maquillaje” de algunas famosas (pues suelen ser mujeres) pilladas in fraganti al natural. Sonia Singh ofrece a las muñecas un cambio radical para que puedan dejar de ser artificiosas y se adapten a la realidad de forma natural; y a las niñas, unos modelos que no les obliguen a pasar del chupete al pintalabios sin solución de continuidad.
No se trata de demonizar el maquillaje, ni mucho menos, sino de darle una oportunidad a la naturalidad. Porque educar se parece más a enseñar a descubrir la naturaleza que a maquillarla.