Hoy he dado una sesión a emprendedores en el IESE. Les he explicado la crisis en 150 minutos: tarea difícil. Al menos he intentado que les quedasen claro unas pocas ideas que me parecían importantes, porque la confusión abunda cuando se trata de explicar las causas y los remedios.
Una idea es que esta crisis son muchas crisis que, al final, son una sola. Empezamos con una burbuja que explota, y deja a las familias altamente endeudadas, con sus rentas cercenadas y con su riqueza menguada. Más pobres, con menos renta y con una deuda proporcionalmente mayor. Y las empresas otro tanto. En buena medida es un problema de liquidez, más que de solvencia, aunque abundan las familias y las empresas insolventes o próximas a ese estado.
¿De dónde proceden los fondos que financiaron a las familias y empresas? De lo bancos y cajas de ahorros, cuyos activos se han reducido (morosidad, impagados, pérdida de valor de las garantías), pero sus pasivos no. De modo que algunas entidades están en situación de quiebra o próxima a ella. Hay un problema de solvencia para estas, y de liquidez para todas, que puede convertirse en un problema de solvencia si la iliquidez dura demasiado.
¿Quién puede arreglar esto? Recurrimos al Estado para mantener la renta de las familias (seguro de desempleo, plan E, etc.) y refinanciar a los bancos. Pero los ingresos del Estado han caído y su gasto ha crecido: el déficit crece, y hay que frenarlo, si no queremos que la deuda pública española resulte impagable. El temor a un problema de solvencia hace que falte la liquidez (alta prima de riesgo).
Al final, ¿de dónde vienen los fondos de todos los anteriores? Del resto del mundo. La balanza por cuenta corriente tiene un déficit que ha ido acumulando la deuda bruta y neta del país.
Lo que preocupa a los mercados no es solo la deuda del gobierno, sino el conjunto de todas esas deudas. Porque empresas y familias deben a los bancos, los bancos necesitan la ayuda del Estado, todos se financian fuera y, al final, lo que los mercados ven es un conjunto de deudas que no se sabe si podrán pagarse.
Podrán pagar esas deudas, me parece a mí. Las empresas tienen activos con los que hacer frente a sus deudas. Las familias tienen sus casas. Claro que ahora muchos de aquellos activos y de esas casas no se pueden vender: el problema es de liquidez, y para resolverlo están los fondos europeos y el Banco Central Europeo. Pero entre tanto hay que demostrar que las familias y las empresas pueden recuperarse, que el Estado cumplirá sus obligaciones (o sea, que es capaz de reducir el déficit y poner un freno al crecimiento de la deuda pública), y que los bancos se podrán apañar con el dinero que estos días empieza a llegar. Al final, “el” problema es el exceso de deuda. De la deuda de todos. En sus dos vertientes: falta de liquidez (para pagar o refinanciar los créditos) y riesgo de solvencia.