Josep Barnils, presidente de la Asociación Europea de las Escuelas de Educación Diferenciada, insiste en no tratar por igual en los centros a chicos y chicas para un mejor rendimiento.
ABC.-06/05/2013.-Chicos y chicas tienen ritmos de aprendizaje y madurez diferentes, creciendo a un ritmo distinto. De ahí que la enseñanza diferenciada (aquella que educa teniendo en cuenta dichas particularidades) pretende que se trate a cada alumno en función de sus características para que los resultados escolares sean mejores. «Debemos tratar a cada niño/a de acuerdo con sus características», explica a ABC Josep Barnils, presidente de la Asociación Europea de las Escuelas de Educación Diferenciada. Insiste en que no se trata de tener colegios que segregan por sexo, «ese no es el objetivo» sino conseguir que todos los centros, la sociedad y la familia «tengan en cuenta esas diferencias».
Lisboa ha acogido el IV Congreso de Educación Diferenciada, en el que se han reunido centenas de especialistas de todo el mundo para debatir dicha enseñanza. «Ha sido un congreso divulgativo, no científico, y esperamos que de aquí salgan las líneas de formación en todo tipo de escuelas. Pretendemos ayudar a los profesores a través de cursos on-line», explica Josep Barnils.
Diferencias en el aprendizaje
«Un niño de 12 años es un niño, pero una niña de la misma edad es casi una mujer», subraya Barnils. Asegura que entre los 6 y los 10 años comienzan las diferencias en el aprendizaje de chicos y chicas pero cuando es más evidente es entre los 10 y los 17 años. «Con 11 y 12 años tenemos diferencias radicales», añade. Las chicas, por ejemplo, aprenden a escribir muy rápido y leen mejor mientras que los chicos se distraen más en clase. «Es imprescindible tener en cuenta esas diferencias porque de lo contrario los resultados pueden ser los opuestos a los que pretendemos».
El presidente de la Asociación Europea de las Escuelas de Educación Diferenciada pone como ejemplo la campaña de prevención llevada a cabo en EE.UU. para evitar el consumo de las drogas entre los adolescentes usando como lema «La droga es un peligro, aléjate». Entre las chicas, este mensaje funcionó y bajó el consumo, pero con los chicos se consiguió lo contrario. «Se utilizó la palabra peligro y los chicos, a esas edades, lo entienden como un desafío, quieren demostrar que se arriesgan más que sus amigos, y el consumo aumentó». Algo que no hubiese ocurrido si al diseñar la estrategia «se hubiese tenido en cuenta la diferencia de sexos».