MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) –
Un estudio de las universidades de Valencia, Miguel Hernández de Elche y Jaume I de Castellón ha revelado como los jóvenes españoles comienzan a hacer botellón cada vez antes y bebiendo cada vez más, hasta el punto de que los estudiantes de secundaria beben las mismas cantidades que los universitarios.
Así se desprende de los resultados publicados en la revista ‘The Spanish Journal of Psychology’, que muestran también su desconocimiento de las consecuencias negativas derivadas del consumo de alcohol, ni siquiera de la posibilidad de desarrollar un proceso adictivo.
El estudio, financiado por el Plan Nacional sobre Drogas, utilizó datos de más de 6.000 jóvenes de 14 a 25 años que fueron seleccionados entre 2007 y 2009 para conocer cuál era su consumo de alcohol y las razones por las que hacían botellón.
Según sus resultados, los varones son quienes más beben y buscan la borrachera, aunque asocian en menor grado su ingesta con la posibilidad de desarrollar un proceso adictivo.
“Hemos observado que los universitarios han tenido una progresión de menos a más. Cuando eran adolescentes bebían menor cantidad y en la universidad aumentan el consumo. Sin embargo, los adolescentes de hoy consumen al mismo nivel que los universitarios”, según ha explicado al Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC) Begoña Espejo Tort, investigadora principal del estudio en la Universidad de Valencia.
Para esta experta, si los estudiantes de secundaria ingieren cantidades de alcohol similares a las de los universitarios de su mismo sexo, esto indica que cuando lleguen a los 20 años, las consecuencias de este consumo serán mucho mayores que las derivadas del consumo de los universitarios actuales.
Además, Espejo subraya que tendrá repercusiones negativas “en sus estudios, en el trabajo, en sus relaciones personales y en su economía”.
“Casi todos los adolescentes que consumen alcohol se han iniciado hacia los 13 o 14 años con destilados –bebidas de alta graduación– y en grandes dosis, mientras que los universitarios se iniciaron en su momento entre los 14 y 15 años, pero con un consumo relativamente bajo y con fermentados como la cerveza”, asegura la experta.
Por otro lado, los adolescentes aluden a aspectos personales para justificar este consumo, mientras que los universitarios hacen referencia a cuestiones asociadas al control del ocio.
No obstante, el motivo principal para el consumo de alcohol para ambos grupos es la diversión. “Beber es el objeto. La economía solo la nombran los universitarios. Casi un 70 por ciento –frente a un 20 por ciento de los adolescentes– alude al motivo económico para hacer botellón”, explica Espejo.
NINGUNO PERCIBE LAS CONSECUENCIAS
Respecto a las consecuencias asociadas al consumo de alcohol, ni los más jóvenes ni los universitarios son conscientes de estas, ni los que beben mucho, ni los que lo hacen en menor cantidad. Tan solo perciben aquellas consecuencias que aparecen reiteradamente en las campañas de televisión, como las asociadas a la conducción, los problemas relativos a peleas y agresiones, así como las cuestiones físicas (vómitos, mareos hasta caerse, resaca, etc.).
“En general, todos los jóvenes consideran que su consumo no tendrá consecuencias negativas. Creen que para que eso ocurra tienen que estar mucho más tiempo ingiriendo bebidas alcohólicas, pero esto no implica que el problema no exista ya, sino que no lo perciben como tal”, concluye la investigadora.
Los autores del estudio alertan de la necesidad de intervenir en estos grupos para reducir el consumo y hacerlo de forma diferenciada. En el caso de los más jóvenes, que aluden a cuestiones de mejora personal a la hora de justificar por qué beben alcohol, se deberían reforzar campañas enfocadas a aspectos como la autoestima y el manejo de las relaciones interpersonales. Para los universitarios habría que centrarse más en la formación de hábitos de ocio.
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