MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) –
Los españoles desarían tener una media de 2,2 hijos por pareja frente a pesar de que, en realidad, la tasa de natalidad de las parejas del país es de 1,3, según destacan los expertos que han participado en la elaboración del último número de la Colección Estudios Sociales de la Obra Social La Caixa titulado ‘El déficit de natalidad en Europa’.
En este sentido, el director general de la fundación, Jaime Lanaspa, ha indicado que la “brecha” entre las aspiraciones familiares mayoritarias de los españoles y la realidad de las parejas, que produce “frustración”, podría tener sus causas en la falta de igualdad entre hombres y mujeres tanto a nivel social como familiar y laboral.
Además, ha advertido de que la baja tasa de fecundidad de las mujeres españolas puede conducir al país hacia una “inversión” de la pirámide de población que llevaría a que fuera “difícilmente sostenible”.
Por su parte, el coordinador del estudio y catedrático de la Universidad Pompeu Fabra (UPF), Gosta Esping-Andersen, ha destacado el caso de España como “singular” y ha negado que la baja natalidad de las parejas españolas se deba, como se había creído a la extensión de “los valores posmodernos” o a la progresiva incorporación de la mujer al ámbito laboral profesional.
Tampoco ha atribuido la causa del bajo número de nacimientos a la crisis económica, dado que los niveles se han asentado con ligeras variaciones durante las últimas tres décadas, o a la desigualdad económica, pues, según ha explicado, la tasa es “bastante homogénea” en todos los sectores económicos y sociales”.
A juicio de Esping-Andersen, una de las causas de la “crisis” de natalidad española se debe al estancamiento en un modelo familiar “de transición” entre el modelo tradicional (el hombre trabaja y la mujer cuida de la familia) y el modelo igualitario en que ambos cónyuges ocupan el mismo papel dentro de la organización familiar.
En este sentido, ha recordado que los países escandinavos, que tienen las tasas de natalidad más altas de Europa, tienen también las tasas de incorporación de la mujer al ámbito laboral más elevadas y un nivel más igualitario de organización familiar. De hecho, ha asegurado que el 30 por ciento de los hombres suecos realizan más tareas en el hogar que sus mujeres.
El investigador sueco ha señalado que, junto con la evolución hacia un modelo familiar “igualitario” es necesario que se den las condiciones sociales y laborales para que pueda producirse de hecho esta igualdad, tanto mediante la conciliación laboral y el reconocimiento social de los niños “como una inversión y no un gasto” como a través de políticas que faciliten el cuidado de los niños de 0 a 3 años en guarderías.
En el caso particular de España, y a diferencia de otros países del entorno, “no se da el caso de que las mujeres no quieran tener hijos”, según han apuntado tanto Esping-Andersen como el director general de la Obra Social La Caixa, que han indicado que la media de hijos que desearían tener las mujeres españolas es de 2,2 y menos de un 2 por ciento de ellas no quieren tener hijos.
Por ello, el investigador sueco ha asegurado que “no hay nada irreversible” y, aunque ha reconocido que las políticas de igualdad entre hombres y mujeres “no son la receta mágica, sí forman parte del paquete de factores que influyen” en la natalidad, junto con la seguridad familiar, frente al alto número de divorcios, y las perspectivas laborales, profesionales y sociales de las mujeres.
En esta línea, la autora de uno de los capítulos del estudio e investigadora del CSIC, Teresa Castro, ha señalado la diferencia de España frente a otros países, donde hay un porcentaje alto de mujeres que no desean tener hijos, y ha explicado que la dificultad en el país radica en que “casi todas las parejas tienen un hijo pero muy pocas tienen un segundo o un tercero”. De hecho, ha indicado que, en la actualidad, “tres de cada diez niños en España crecen sin hermanos”.
Por otra parte, Castro ha explicado también que, a diferencia de otros países en que la inmigración supone un impulso a la natalidad, la procedencia de los principales grupos de inmigración en España (países del Este de Europa y de Sudamérica) hace que en el país no se experimente este fenómeno, dado que la natalidad de los países de origen es ligeramente inferior en el caso de los primeros y ligeramente superior en el caso de quienes vienen de Sudamérica, que no alcanzan tampoco la tasa de reemplazo.
Por ello, Castro ha subrayado la necesidad de avanzar hacia el “modelo nórdico”, que incluye permisos parentales más amplios, políticas igualitarias y políticas familiares más desarrolladas; como una de las claves para revertir la dirección hacia la que avanza España desde el punto de vista demográfico.
“Si no se abordan con éxito este tipo de políticas el pronóstico es claro: la tasa de natalidad se mantendrá muy baja indefinidamente. Si el contexto social es el mismo, la situación no cambiará sola”, ha concluido la investigadora.