El problema del sistema educativo español tiene un protagonista destacado: los chicos fracasan mucho más que las chicas, una anomalía española en el seno de la OCDE. El problema solo se aborda bajo prejuicios ideológicos; la falsa solución de la Administración pasa por la ideología de género.
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El fracaso del sistema educativo español sigue siendo una de las asignaturas pendientes para las que ningún gobierno ha sabido dar una respuesta adecuada. Además, siendo un sistema mucho más ineficaz que el del resto de los países de la OCDE, a mayores inversiones en recursos no se corresponden mejores resultados.
De hecho, el fracaso escolar en España no debería superar el 15% y está casi en el 32%. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que el gasto público por alumno es superior al de la media de la UE-27, lo lógico sería que estuviera entre el 11% y el 14%, según informes del Instituto de Estudios del Capital Social (INCAS).
Cabe recordar que España es líder en abandono escolar temprano y prácticamente dobla el porcentaje de población que solo tiene la ESO en los países de la UE y de la OCDE. Al mismo tiempo, está a la cola entre los países más desarrollados en lo referente a comprensión lectora y matemáticas.
El desequilibrio de los chicos
En cualquier caso, a la hora de definir el fracaso escolar en España, no se puede obviar que se trata sobre todo de un fracaso de los chicos, hasta el punto de que el diferencial entre las notas que obtienen ellos y ellas no tiene equivalente en los países de la OCDE.
Para hacernos una idea de ese diferencial, un primer indicador es la diferencia entre hombres y mujeres en la tasa de graduación en la Educación Secundaria Superior, es decir Bachillerato o Ciclos Formativos de Grado Medio. Mientras esa diferencia en la media de la OCDE o la UE es de +9 (favorable a ellas), o en países como Alemania o Finlandia es +4 y +3; en España la diferencia a favor de ellas es +15.
Por otra parte, el estudio de «la Caixa» ‘Fracaso y abandono escolar en España’ (2010) constata que el 41% de los chicos de 15 años tiene alto riesgo de fracaso frente al 29% de las chicas.
Otros estudios apuntan en la misma dirección: otro informe, Panorama de la educación Indicadores de la OCDE 2010, destaca que se graduaron de la ESO un 67% de chicos frente a un 80% de chicas. Entre los alumnos que consiguen acabar la ESO, existe otra diferencia: en concreto, un 26% de las chicas habrá repetido algún curso, mientras que, en el mismo periodo lo habrá hecho un 49% de los chicos. De nuevo se mantiene la proporción, por cada alumna que ha necesitado repetir curso, habrá dos alumnos repetidores.
Y en el estudio Asimetría negativa masculina en el fracaso escolar (2010), realizado por el mismo INCAS, se destaca que los chicos fracasan un 57% más que ellas.
Por último, el informe del Ministerio de Educación Datos y Cifras del sistema universitario, curso 2010/2011, muestra cómo en la selectividad del 2009 aprobaron un 56,4% de mujeres frente a un 43,6% de varones.
De todos estos estudios se concluye que los chicos españoles obtienen cada vez peores notas en relación a las chicas. Tienen problemas, pero nadie sabe a qué se deben o cómo abordarlos.
Asimismo, los planes de igualdad en las escuelas no hacen sino ahondar aún más en una postura radicalmente errónea que pretende negar unas características propias a los varones y que les impone un “ideal femenino” en las aulas, en especial, en un sistema escolar como el actual en el que el 96% del profesorado en Infantil y Primaria está constituido por mujeres.
Prejuicios ideológicos
Así las cosas, cabe preguntarse a qué es debido esta anomalía española, porque España no resolverá el fracaso escolar si no soluciona primero el problema del fracaso de los chicos. Por la razón que sea, el sistema educativo escolar español no consigue ser inclusivo con ellos, y esa es una problemática que no está abordada seriamente por las administraciones.
Por otra parte, cuando se aborda de alguna manera, se hace con prejuicios ideológicos. Un ejemplo lo tenemos en la información publicada por el diario El País el pasado 6 de marzo. Título de la información: «Las chicas aspiran a llegar más lejos en su vida profesional», y en el subtítulo: «Alumnos y alumnas se alejan en matemáticas y lectura». Y así zanjan la cuestión, con una referencia a que «las chicas españolas han empeorado sus resultados en matemáticas en la prueba PISA».
A lo largo del artículo se destacan algunos entrecomillados: «la brecha de género en rendimiento académico no se encuentra determinada por diferencias innatas de capacidad»; «cuando las madres trabajan, tienen un impacto positivo sobre el rendimiento de sus hijas, pero sobre todo sobre el de sus hijas»; «se pide a los profesores que eviten ‘el posible sesgo de género’ al poner las notas».
De esta manera, cuando las chicas obtienen peores resultados se recurre a los mecanismos de discriminación, no es que ellos se esfuercen más sino que ellas están discriminadas; pero cuando ellos son los que obtienen peores resultados es que ellas «aspiran a más».
En el mismo artículo, El País además deforma los datos de PISA, ya que cuando se observa el gráfico que acompaña la información, reproducido a partir de esa información, se puede constatar que el empeoramiento en matemáticas de las chicas se da solo en el nivel 6, el de mejor puntuación, pero en los niveles <1, 1, y 2, que es donde más fracaso escolar hay, las chicas están mejor posicionadas que ellos. La Administración, por la ideología de género Una última e importante cuestión es cómo aborda la Administración esta preocupante diferencia en los resultados educativos entre chicos y chicas; y solo lo hace aplicando prejuicios ideológicos, de manera que la falsa solución que proponen pasa por la ideología de género. Veamos un ejemplo práctico que se da en Cataluña, con su 'Plan para la igualdad de género en el sistema educativo” (original, en catalán), aunque es perfectamente exportable al resto de España. En ese documento, se contempla la aprobación por parte del Gobierno de la Generalitat de Cataluña del citado Plan, que “ha de incluir medidas específicas para la igualdad de género en los diversos ámbitos educativos y también las medidas de prevención de la violencia de género y de discriminación positiva que sean necesarias para la consecución de sus objetivos”, ampliando esta política a “las actividades escolares y de ocio, y también a la composición de los organismos escolares de carácter representativo”. En sus “principios orientadores”, el Plan incluye la “Transversalidad. Es decir la incorporación de la igualdad de oportunidades y la perspectiva de género en las diferentes políticas y acciones educativas”; así como la “Igualdad de oportunidades y derecho a la diferencia. La igualdad hace referencia a la necesidad de corregir las discriminaciones y valorar las diferencias enriquecedoras entre los dos sexos”. Además, en los “objetivos específicos”, se pueden leer las siguientes propuestas: 1. “Incorporar la perspectiva de género y la igualdad efectiva de los hombres y las mujeres en las políticas educativas”. En este apartado se incluye, entre otras cuestiones, el “promover un lenguaje gráfico, escrito y oral respetuoso, inclusivo y no sexista”; y “promover la integración de la perspectiva de género en la configuración y uso de los equipamientos escolares, en los proyectos, programas y documentos de análisis y otros documentos institucionales”. 2. “Promover la coeducación”. En este segundo punto las propuestas apuntan hacia cuestiones como “garantizar una educación sin estereotipos sexistas ni discriminaciones relacionadas con el género o con la orientación afectivo sexual, así como una orientación académica y profesional no sexista”. También pide incluir la promoción de “la perspectiva de género, la coeducación y la igualdad de oportunidades en las actividades formativas del personal del Departamento de Educación”. Ante este planteamiento, ¿puede alguien garantizar que cuestiones que tienen mucho más sentido en el ámbito de la educación familiar, como educar en el respeto a los demás y las relacionadas con la orientación afectivo sexual, pueden acabar con el problema de que los chicos fracasen más que las chicas en sus resultados escolares?