El director del Área Internacional de The Family Watch, Ignacio Socías, ha intervenido en la Conferencia Internacional sobre Políticas de Familia organizada en Estambul por la Plataforma de Mujeres de la Fundación de Periodistas y Escritores de Turquía, con una conferencia sobre ”La pobreza infantil en el primer mundo, un error que hipoteca el futuro”. La cita ha reunido a expertos de 36 países para analizar el futuro de la familia en los países europeos y asiáticos, con especial atención a la población islámica.
“La pobreza infantil es un asunto global, no sólo del Tercer Mundo”. Así ha comenzado su intervención Socías. “Ningún gobierno estaba preparado para una recesión de semejante alcance e intensidad. Muchos de los países con mayor nivel de vulnerabilidad infantil habrían hecho bien en reforzar sus redes de seguridad durante el periodo anterior a la recesión, en el que experimentaron un crecimiento económico dinámico caracterizado por la desigualdad creciente y la concentración cada vez mayor de la riqueza”, dijo. Por ello, los gobiernos que sí fortalecieron las instituciones y los programas públicos existentes “protegieron a innumerables niños de la crisis, una estrategia que quizá otros deberían considerar”, afirmó.
Socias también trató el hándicap de nacer en una familia pobre. “La mayoría de los niños indigentes nacen en familias pobres. La permanencia en la pobreza infantil se relaciona con la pobreza adulta, políticas gubernamentales inadecuadas, falta de educación, desempleo, recurso a los servicios sociales, discapacidades y discriminación”, aseguró. Y es que, para The Family Watch, la falta de recursos de los padres, como por ejemplo la falta de ingresos disponibles, “limita las posibilidades de los hijos, incluidos factores económicos y demográficos como desindustrialización, globalización, discriminación residencial, segmentación del mercado laboral, salida de residentes de clase media hacia el extrarradio, restricción de oportunidades económicas y de elección de futuro profesional, así como formación de barrios marginales”.
También “la pérdida de valores familiares o el declive de la familia nuclear, las uniones de hecho, los embarazos adolescentes y las madres solteras” se citan como causas de pobreza y dependencia del sistema social de mujeres y niños. Así, recordó que en EE UU, 6 de cada 10 niños en situación estable de pobreza había estado con un solo padre, y en 2007 los niños que vivían solo con su madre tenían cinco veces más posibilidades de mantenerse en la pobreza que los que vivían con padres casados. “El matrimonio sigue siendo la gran arma contra la pobreza en ese país, aunque siga disminuyendo. Si el marido se va, aumenta la pobreza y la dependencia del sistema social, perjudicando a todos”. Y en Europa no estamos exentos de estos peligros. “Los problemas de los niños y sus familias no han desaparecido, y es probable que muchos de ellos tarden años en recuperar su nivel de bienestar anterior a la crisis. No responder con audacia puede suponer una serie de riesgos a largo plazo: por ejemplo, se ha interrumpido la tendencia al alza de la tasa de fertilidad”, aseguró. Así, “en ningún otro lugar resultan tan problemáticos estos riesgos como en Europa, donde la desigualdad en los Estados crece y pone en peligro los ambiciosos objetivos de la estrategia Europa 2020”.