<>’La Constitución habla no sólo de derecho sino también de libertad de educación’

‘Hay una corriente de pensamiento único que sostiene que educar diferenciadamente a chicos y chicas constituye una discriminación por razón de sexo’.

Dos recientes sentencias del Tribunal Supremo han puesto sobre la mesa de debate una vieja y polémica cuestión: la de la educación diferenciada (los niños con los niños, las niñas con las niñas). Y el ministro del ramo, José Ignacio Wert, se ha pronunciado. Con todo el respeto institucional, por supuesto. Pero a las claras, eso sí. Y es que Wert, que se maneja en varios idiomas, apenas chapurrea el politiqués, esa jerga que sirve para defender una cosa y la contraria.

-¿Por qué cuesta tanto convencer a algunos de que la educación de los hijos es cosa de los padres?
-De lo que cuesta convencerles es de que la libertad es uno de los valores constitucionales y de que el artículo 27 de la Constitución habla no sólo del derecho a la educación sino también de la libertad de educación.

-Libertad que incluiría la elección de centro, ¿no?
-Así es. Pero parece que hay una corriente de pensamiento único (si es que puede hablarse a la vez de corriente y de pensamiento único) que sostiene que educar diferenciadamente a chicos y chicas constituye una discriminación por razón de sexo de las prohibidas implícitamente en la Constitución y explícitamente en la LOE.

-¿Qué responderles?
-Que desde 1969 España es signataria de la Convención de la Unesco contra las distintas formas de discriminación en la enseñanza que sostiene que la educación diferenciada no es discriminatoria siempre que no suponga facilidades distintas para chicos y chicas.

-¿Sería el caso español?
En el caso español (donde los centros diferenciados representan una pequeña parte y en general se distribuyen prácticamente iguales para chicos y para chicas) es evidente que no hay discriminación por esta causa. Como no la hay, tiene sentido que nos planteemos si cabe discriminar el acceso a la financiación pública de estos centros.

-Esgrime argumentos legales, pero ¿puede la defensa de la educación diferenciada hacerse con criterios de efectividad?
-Claro que sí. Por ejemplo, el patrón de rendimiento de los centros diferenciados tiende a ser superior que el de los centros de coeducación, sobre todo en lo que se refiere a las chicas. Ahí está el Wellesley College, un centro tan de élite que se lo compara, en lo que respecta a éxito profesional de las alumnas, con las universidades de la Ivy League.

-Le dirán que el Wellesley College es privado y, por tanto, tiene recursos, de ahí los buenos resultados.
-En Estados Unidos la educación diferenciada no es que pueda ser sostenida con fondos públicos, es que hay más de 400 centros que son de titularidad pública. En el Reino Unido son cerca de 500.

-¿A qué lo atribuye?-A que son países en los que se valora la libertad de los padres para elegir la educación que quieren para sus hijos.

-También son países con enfoques educativos distintos al nuestro.
-De acuerdo. Pero eso no significa que la educación diferenciada sea en sí misma reaccionaria, suponga un atraso o no sea una opción válida para el sistema público de enseñanza.

-Basarse en argumentos legales y en criterios de eficiencia, ¿no es rehuir la batalla de las ideas?
-No rechazo el debate. Al contrario, lo reclamo.

-En materia de educación, ¿toca trascender las rigideces ideológicas?
-Fue precisamente Tony Blair quien allá por 2005 rompió ruidosamente con un modelo comprensivo de la educación e impulsó otro basado en la idea de que lo equitativo no es tratar a todos por igual, sino conseguir lo mejor de los talentos diferenciados de cada uno. Nosotros estamos en esa idea.

-Y de la educación diferenciada pasamos a la Educación para la Ciudadanía. Su reforma no ha satisfecho ni a unos (deja la puerta abierta al adoctrinamiento) ni a otros (rebaja el contenido ideológico).
-Es que hay gente muy impaciente en los dos lados. Aquí estamos ante un tema técnico. El nombre de la asignatura y los cursos en que se imparte no se pueden modificar si no es por ley orgánica. Lo que se ha hecho es una reforma del currículo por la que se eliminan todos aquellos aspectos que a nuestro juicio no encajan en un modelo de enseñanza desideologizado y no adoctrinador.

-¿Esa va a ser toda la reforma?
-En absoluto. Va a ser mucho más completa. No se va a quedar en un cambio nominal (Educación Cívica y Constitucional por Educación para la Ciudadanía), sino que se va a dejar de impartir en Primaria, donde no tiene sentido, y en el Bachillerato, donde volverán Ética y Filosofía.

-¿Qué va a encender más el otoño, su defensa de la educación diferenciada, la reforma de EpC o los recortes en educación?
-Esperamos que la mayor parte de la comunidad educativa comprenda que la excepcionalidad de las circunstancias obliga a buscar la mayor eficiencia en el gasto público, que incluye el gasto educativo. También esperamos que la búsqueda de esa eficiencia no se traduzca en una merma de la calidad.

-Hay quien no les va a dar ni un voto de confianza.
-Pero es que es muy fácil empezar el curso con una huelga y luego echar la culpa de la merma de calidad a esa búsqueda de eficiencia. Ya le digo, confío en que prevalecerá el interés de los alumnos y el compromiso vocacional de la inmensa mayoría de los profesores.

-En cualquier caso, ¿entiende la desafección de los españoles hacia la clase política? Puede responder como sociólogo o como político.
-Si respondo como sociólogo estaría contaminado de mi actual dedicación política, y si lo hago como político, estaría perjudicado por mi especialización profesional.

-Entonces, tire por la calle de en medio.
-Es evidente que hay una desafección. Y por distintas razones. La principal, a mi juicio, tiene un componente coyuntural: la dificultad para resolver una situación económica muy deteriorada con una repercusión muy directa en el empleo. Luego hay una serie de impresiones basadas en la generalización de casos particulares acerca de la consistencia moral y preparación de los políticos.

-Para ganar popularidad, le pueden comprar la idea a Rubalcaba de gravar los premios de Lotería para evitar la subida del IVA en el material escolar y la cultura.
-En tiempos de crisis procuro gastar lo menos posible. Pero hay ideas que ni regaladas. Sin afán de polemizar, el argumento es de una puerilidad insostenible.

-¿Por qué?
-A priori, no puedo negar la posibilidad de que la subida del precio de las entradas como consecuencia del incremento del IVA vaya a influir en la asistencia a las salas. Pero me parece pintoresco pensar que la reducción a menos de la mitad en el importe de los grandes premios no vaya a suponer un impacto mucho mayor en la elasticidad de la demanda de los juegos de azar.

-A vueltas con la popularidad: vive usted un momento dulce, al menos entre los votantes del PP, no así Jorge Fernández Díaz.
-¿¡No pretenderá que me meta con un colega de gabinete!?

-Y luego está la polémica Montoro-Soria.
-Pues le voy a hablar con franqueza, aunque no lo va a parecer: entre los miembros del Gobierno hay una gran solidaridad. Le diría que más que un clima de respeto, hay uno de amistad. Porque la adversidad une mucho. Y como todos estamos pasando por circunstancias difíciles…