La bolsa y el paro.-Blog de Miguel Angel Ariño profesor del IESE

desempleoCuando hace 25 años me introduje en el mundo de la dirección de empresas oía cosas que me causaban perplejidad. Una de ellas era que cuando sube el paro sube la bolsa. Yo no lo entendía. Si subía el paro es que la economía iba mal y si la economía iba mal la bolsa tendría que bajar. Hete aquí que no es así. Me explicaron que cuando subía el paro bajaban los costes de las empresas y por tanto estas aumentaban los beneficios. Estos mayores beneficios se traducían inmediatamente en una subida de la bolsa.

Yo no me lo podía creer. Pero efectivamente era así. Era así y sigue siéndolo pues hace una semana Citi anunció un recorte de 11.000 empleados e inmediatamente las acciones de la compañía subieron un 6%. En estos años he estudiado más el asunto y efectivamente es una aberración más del cortoplacismo con que se dirigen algunas empresas. Un estudio sobre los efectos de los despidos en la rentabilidad de las empresas comparó el comportamiento en la bolsa de las empresas que habían anunciado despidos con el de las que no habían despedido a nadie. Las que había anunciado despidos se revalorizaron inmediatamente, pero en promedio, al cabo de 6 meses su rentabilidad ya volvía a ser la misma que las que no habían despedido a nadie, y 2 años más tarde eran ya un 24% menos rentables que el promedio de las que no despedían.

Todo esto es muy razonable. Con qué ilusión van a ir a trabajar al dia siguiente los que no han sido despedidos. Estos han observado el poco compromiso que la empresa tiene con ellos, y están pensando que quizá los siguientes en despedir sean ellos. También estarán buscando cambiar a otra empresa que los valore más. Es el llamado sindrome del que permanece. Lo raro es que los directivos de las empresas no se den cuenta de una cosa tan obvia.

Todo esto es debido a que se coloca a los beneficios como centro de la actividad empresarial cuando ese centro lo debe ocupar la persona. Precisamente, a mi juicio, esta es la principal característica que diferencia el IESE de otras escuelas de negocios: la visión humanista de la actividad empresarial.

Con este mensaje no quiero decir que una empresa no pueda despedir nunca a nadie. A los malos profesionales que no cumplen hay que despedirlos. También a veces es necesario un ajuste de plantilla para evitar la quiebra y desaparición de la empresa. Pero este debe ser el último recurso. Antes hay que haber intentado cualquier otra posible solución.

Sobre este tema seguiré hablando porque todavía hay mucho que decir. Hasta el jueves que viene. Gracias a todos por difundir el blog.

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