El sonar.-Estamos tan acostumbrados a relacionar inmigración con subdesarrollo que no nos damos cuenta de que una buena parte de los que emigran hoy a países de la OCDE vienen con un título universitario en la maleta. Según datos proporcionados por la División de Población de la ONU y la OCDE, cerca del 30% de todos los inmigrantes en la zona OCDE en la pasada década habían recibido enseñanza universitaria. Y no eran pocos: 27 millones hasta el año 2011.
Son precisamente los que tienen mejor educación los que más se plantean dar el salto al mundo desarrollado. En casi todos los países de origen (137 de 145 considerados en el estudio), la tasa de emigración entre los más instruidos es superior a la tasa de emigración general.
En consecuencia, muchos de los mejor formados, que podrían contribuir al avance de los países de origen, viven ahora en la zona de la OCDE. Este el caso de uno de cada 9 africanos con enseñanza superior; en Latinoamérica, uno de cada 13; en Europa, uno de cada 20; y en Asia, uno de cada 30.
Esto es lo que tradicionalmente se llamaba “fuga de cerebros”, como si los cerebros fueran propiedad del país de nacimiento. Pero en el contexto de la globalización de hoy refleja más bien una circulación del capital intelectual en busca de mejores oportunidades. Pues a veces ocurre que aunque el país de origen haya formado a estos titulados universitarios, luego no tiene suficientes empleos que ofrecerles o las condiciones socioeconómicas más bien favorecen la expulsión del talento. Esto explica que en un país como Zimbabue el 43% de los universitarios hayan emigrado, o que en Cuba y El Salvador esta tasa sea del 20% y que alcance hasta el 74% en Haití. Por el contrario, países no miembros de la OCDE y con poblaciones numerosas, como Brasil, Rusia, China e India, tienen tasas de emigración bajas de los más cualificados (por debajo del 3,5%). Pero, en números absolutos, India (2 millones), India (1,7 millones) y Filipinas (1,4 millones) suponen la quinta parte de todos los inmigrantes con título universitario.
Por otra parte, hoy día hay países ricos, como Estados Unidos, Canadá o Alemania, con escasez de personal cualificado en ciertos sectores tecnológicos, y que compiten por contratar a profesionales especializados de países en desarrollo. En otros casos, es el personal sanitario el que es atraído por las mejores condiciones de los países ricos, como ocurre en el caso del Reino Unido que absorbe médicos y enfermeras africanos.
Pero los datos no pueden interpretarse simplemente como una “fuga” que drena el talento de los países en desarrollo. Más bien hay un proceso que puede ser reversible. Un indio que va a hacer un postgrado a EEUU, puede quedarse luego allí trabajando unos años, para luego volver a la India con unos conocimientos y relaciones para poner en marcha sus propios negocios. Hay que tener en cuenta que las estadísticas reflejan los números de los que emigran, pero se sabe mucho menos de los que vuelven.
Hoy día también hay titulados universitarios españoles que van a buscar fuera el empleo que no encuentran en el país. Puede ser duro, pero tampoco tiene que ser dramático. Lo más peliagudo en los tiempos actuales es ser inmigrante sin cualificación.