NUEVA YORK, 24 de julio (C-Fam) El modo en el que el Comité de Derechos Humanos de la ONU llevó a cabo sus actividades la semana pasada indica que hay un plan para abandonar la neutralidad sobre la cuestión de si el aborto es un derecho conforme al derecho internacional.
Una maniobra de este tipo fortalecería a las agrupaciones proabortistas que presionan a las comunidades tradicionales para que renuncien a la protección de sus niños por nacer e impulsaría los activistas estadounidenses que intentan revocar las restricciones jurídicas al aborto en su país.
Al cierre del plazo de las presentaciones para el debate del comité sobre el derecho a la vida la semana pasada, alrededor de 30 de las 55 contribuciones estaban firmemente a favor de la protección de la vida humana antes y después del nacimiento, interpretación que muchas naciones han mantenido desde que el tratado fue negociado. Para el día del debate, un mes más tarde, el número se duplicó. Prácticamente todos los que llegaron tarde defendían el aborto y estaban en contra de la interpretación habitual del tratado.
Los defensores de la vida llegaron a la conclusión de que el comité rompió sus propias reglas de procedimiento para acomodar o incluso solicitar la opinión de los partidarios del aborto. Asimismo notaron que el comité dio a los oradores provida menos tiempo en el recinto que a los defensores del aborto y solicitó a las agrupaciones proabortistas que efectuaran comentarios sobre declaraciones provida.
Aunque el debate tenía la intención de recabar comentarios del público sobre el derecho a la vida en términos más generales, casi todas las presentaciones estaban relacionadas con el debate sobre el aborto.
El Consejo de Derechos Humanos ya ha presionado a las naciones para que liberalicen el aborto valiéndose de diversos artículos del tratado que está a cargo de supervisar: el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966 (PIDCP). La observación general podría formalizar esa postura, concretamente diciendo que el derecho a la vida incluye el derecho al aborto.
Estados Unidos está obligado por el PIDCP, el cual ratificó en 1992. Pese a que el comité carece de autoridad alguna para reinterpretar el tratado con nuevas obligaciones, y a que las naciones son libres de desestimar sus opiniones, funcionarios influyentes como la Jueza Asociada Ruth Bader-Ginsburg consideran esta clase de comentarios como parte de las «opiniones de la humanidad» que deberían guiar la interpretación del derecho estadounidense.
La observación general sería útil para llevar a la Corte Suprema a considerar los casos de aborto como asuntos de no discriminación, lo cual constituye el contexto para los tratados de derechos humanos de la ONU. Hasta ahora, la Corte Suprema de los Estados Unidos no ha adoptado esa postura promovida desde hace mucho tiempo por la Jueza Ginsburg. En su lugar, el Tribunal sostiene que es una cuestión de privacidad que concierne a las personas que están embarazadas.
El criterio de Ginsburg, reflejado en los comentarios de última hora ante el Comité de Derechos Humanos la semana pasada, es que el aborto es una cuestión de igualdad y no discriminación porque solo las mujeres pueden quedar embarazadas y por ende es un asunto que afecta a todas las mujeres todo el tiempo. Al poner límites al aborto, sostienen, las naciones ponen en peligro las vidas de todas las mujeres ya que el embarazo puede a veces conducir a la muerte materna.
La observación general es solo el último episodio en un intento de veinte años de crear el derecho humano al aborto mediante procedimientos burocráticos de reuniones y comités de la ONU. Ese propósito hasta el momento fracasó, y en los últimos años los defensores del aborto se han quejado de haber perdido terreno.
El hecho de que muchas naciones rechacen la polémica reinterpretación del derecho a la vida hace que la inclusión del aborto en la observación general arriesgue la credibilidad y la eficacia del Comité de Derechos Humanos y sea peligrosa para su dirigente burocrático, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.
El comité someterá a consideración un primer proyecto del documento en una sesión secreta que se denomina «primera lectura». El público tendrá una posibilidad de efectuar comentarios sobre ella antes de la segunda lectura del comité.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano