Por favor, ¿a dónde vamos?

Publicado el marzo 16, 2014 por Antonio Argandoña

Iba a escribir, “Por favor, cuéntenos un cuento”, pero me corregí, porque esto último puede sonar a “díganos una mentira”. Y no, no quiero que nos digan mentiras, sino que nos digan eso: “a dónde vamos”. Mi mensaje va dirigido a los políticos (europeos, autonómicos, locales… a todos), y probablemente también a otras instancias. No a todas, claro: hay mucha gente que sabe a dónde va. Y lo dice. Y entonces se crea confianza a su alrededor. No hace falta que todos estemos de acuerdo acerca de a dónde vamos: por ahora, lo único que pido es que alguien nos diga a dónde nos quieren llevar. Si no me gusta, ya procuraré bajarme del autobús en la próxima parada.

Antonio Argandoña, Profesor del IESE
Antonio Argandoña, Profesor del IESE

Bueno, voy a ser un poco más explícito. Imagínese a alguien que manda en un país, que sale a la tele y nos dice algo así como: miren ustedes, el país tiene problemas, ya lo sé. Les voy a decir qué problemas me parecen más importantes y por qué (por cierto: ¿alguien nos ha contado esto en el pasado?), y luego les voy a contar mi diagnóstico, las causas de nuestros males -y nos las cuenta. Ustedes estarán preguntándose qué medidas vamos a tomar para resolverlos, pero no se lo voy a decir. No por ahora; dentro de un rato, sí. Porque antes les tengo que explicar a dónde quiero llevarles. Y entonces, nos cuenta “el cuento” a que me refería antes. O sea: cuáles son los objetivos de la política que vamos a seguir; cuál es nuestro ideal, nuestra utopía. Muy importante: cuáles son las prioridades (primero, los que no tienen qué comer; segundo, la creación de empleo; tercero, la igualdad de oportunidades… ¡lo que quieran! Pero que se lo crean y que nos lo cuenten con claridad).

Y para hacer todo esto, sigue el discurso de nuestro político, vamos a adoptar las siguientes políticas. Y nos cuenta otro “cuento”, pero de verdad: medidas útiles para resolver aquellos problemas y llevarnos al paraíso al que aspiramos. Y luego nos cuenta que esto llevará tiempo, que habrá que tener paciencia; que habrá que hacer sacrificios (sí, más todavía); que algunos tendrán que hacer más esfuerzos, para que otros no tengan que hacerlos en peores condiciones (a eso se le llama solidaridad, por si alguien no lo sabía)… Y acabaría diciendo algo así como: ese es el lugar a donde vamos; si no les gusta, habrá elecciones dentro de tantos meses o años, pero, por favor, cuando alguien les ofrezca otro paraíso mejor, que les explique cómo piensa llegar allí, cuáles son las acciones necesarias, cuáles son los costes y cuánto tardaremos. No se dejen engañar: les contarán muchos cuentos, pero ninguno tan bueno como el mío.

Sí, ya lo sé: no tenemos políticos de estos. Quizás porque tienen muy claro a dónde quieren ir: a ganar las próximas elecciones. Pero los ciudadanos queremos algo más. Los filósofos políticos nos cuentan hoy en día que esto no es posible: que cada ciudadano tiene sus propios fines personales, que no hay acuerdo posible entre ellos, y que nunca conseguiremos recuperar algo así como una utopía común. Gracias por la observación, pero no me la creo, porque ese argumento nos lleva al caos. Por favor: ¿hay alguien por ahí tan amable como para decirnos a dónde nos quieren llevar? Pero bien contado, ¡eh! Y poniendo su cargo a disposición de los ciudadanos si luego nos lleva por la carretera equivocada.
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