Pactar no es pastelear: la educación del futuro

Hay puestas muchas esperanzas en que por fin después de varias décadas, se oiga hablar de conseguir un pacto escolar entre las distintas fuerzas políticas.
Los medios de comunicación nos vienen informando de las reuniones que se han tenido en las que parece existir voluntad de alcanzarlo.
La situación de nuestra enseñanza, en general, no es buena como fácilmente se puede deducir de los datos publicados.imageNo hace falta que nos digan por el informe Pisa que los alumnos de la escuela básica están muy lejos de estar entre los mejores o que nuestro porcentaje de abandono escolar es de los mayores de nuestro entorno.Eso ya se sabia, pero no había voluntad de salir del “ hoyo” en que nos encontrábamos, pues de lo que se trataba era de “zancadillear” y desprestigiar las soluciones que otros proponían, sin aportar nada positivo.
No se trata de buscar culpables, pero si hay que señalar que durante estos años pasados han sido gobiernos de izquierda los que han legislado, en el campo educativo ,el camino a seguir, con estos resultados.
No se sabe, pues todos a una, se han cargado la ley educativa vigente, cuáles hubieran sido los resultados de haberse llevado a la práctica.
Me ha llamado la atención que uno de los puntos más conflictivos de la ley las reválidas, para Inger Enkvist, ensayista y pedagoga, en su conferencia sobre los “Secretos del milagro educativo finlandés” que también ha mencionado el buen nivel educativo de los escolares de Polonia,Alemania y Singapur, señale que “ningún país con buen nivel cuestiona reválidas o deberes”.
No sabemos qué propuestas tendrán los distintos partidos pues es un secreto muy bien guardado, pero hay que darles un margen de confianza.
Sí es importante que los cambios no supongan, como ha venido ocurriendo, un medio para adoctrinar sino que tengan miras altas y se limiten a hacer una ley ,que empiece por exigir que cada centro tenga su proyecto educativo,los centros públicos dentro de su neutralidad, que debe ser conocido por las familia. Esto evitará ingerencias al margen de los padres.
Hay que sacar de los centro educativos todo lo que no sean los tres grandes pilares sobre los que debe basarse la labor educacional :
Los padres como primeros educadores de sus hijos, a los que se les debe prestar el apoyo necesario en su obligación educativa, sin suplantarlos y cuando lo pidan.
Los profesores como transmisores de conocimientos y complemento de las familias en su labor formativa,dentro del proyecto educativo del centro.Limitarse a ser “enseñantes” es un reduccionismo, pues un buen programa de ordenador lo hace igual y en algunos casos mejor.
Por último los alumnos que son realmente los protagonistas y beneficiados de ese tirar del “carro” en la misma dirección,tanto de las familias como de los colegios.
Junto con la organización de la enseñanza hay que arbritar procedimientos ,para conseguir una sociedad plural y no con pensamiento único y uniforme, que permita una real opción a los padres para elección de centros, acorde con sus “saberes y entenderes”, no dogmatizando por un sistema de organización escolar u otro,evitando las zonificaciones tan excluyentes ,así como la discriminación por razones económicas.
El estado es administrador de las aportaciones que los ciudadanos,vía impuestos, realizan y debe mantener su neutralidad no imponiendo su ideología, ni suplantado los derechos de los padres,sino facilitando el acceso a la educación,en cualquier centro en base a sus principios.
Fernando Villar Molina

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