Rafael Puyol el demógrafo del Instituto de Empresa reclama «de una vez» medidas que frenen la desplobación y el envejecimiento, que ahora ve «muy pobres»
ABC.16/07/2014.-La solución al grave problema de despoblación y envejecimiento de España exige «de una vez» una política de apoyo a la familia, similar a la de los países nórdicos o Francia. Así lo reclama el demógrafo del Instituto de Empresa Rafael Puyol, una de las voces más respetadas en la materia. A su juicio, para ello es necesario un pacto de Estado más allá de las ideologías.
-¿Cómo calificaría la situación demográfica de España?
-De preocupante. Las dos grandes variables más significativas, la fecundidad-natalidad y el envejecimiento, definen un panorama grave, y que si continúan así lo será más en el futuro. La fecundidad/natalidad, después de unos años de subida, ha vuelto a caer y está bajo mínimos, y todo apunta que continuará en el futuro. Y el envejecimiento, aunque es positivo que cada vez más gente viva más años y en mejores condiciones, plantea problemas que exigen políticas que lo aborden desde este momento, no solo las pensiones, sino también gastos sociales y sanitarios que se van a generar por el alargamiento de la vida humana.
-¿Cómo afectará el regreso de los inmigrantes a su país?
-Las migraciones van a volver, seguramente con otras características y otros orígenes prioritarios, pero la desnatalidad y el envejecimiento las hacen imprescindibles para reforzar un mercado de trabajo en el que la población autóctona no será suficiente. Por tanto, conviene establecer políticas que contemplen esa realidad y establezcan mecanismos para la entrada regular de personas y facilitar los procesos de integración de esas personas.
-¿Y la marcha de españoles?
-No tiene gran importancia demográfica si es temporal y después de unos años vuelven. Es verdad que siempre es negativo que algunos se tengan que marchar contra su voluntad, pero no son muchos y creo que al final acabarán volviendo con una nueva preparación que redundará en beneficio de ellos, de la economía y la sociedad españolas.
-¿Qué futuro espera a nuestro país si no se pone remedio a sus problemas demográficos?
-El panorama es preocupante. Hacen falta medidas para elevar la fecundidad y combatir el envejecimiento. De una vez por todas, necesitamos un plan de ayuda familiar que no solo se base en ayudas puntuales, que han demostrado tener poca eficacia, o solo de naturaleza fiscal, que son positivas pero no suficientes. Una política de ayuda familiar necesita otros ingredientes. Por supuesto, la mejor política familiar es que haya trabajo, sobre todo para las parejas jóvenes, pero serían necesarias subvenciones para las guarderías para que no supongan una carga insoportable; una política de acceso a la vivienda, en propiedad o en alquiler, y una buena política de conciliación laboral y familiar. Ciertamente, muchos países europeos que nos aventajan en ayuda familiar tienen políticas en esta dirección. Quizás no podemos aspirar a la mejor en estos momentos, pero sí a no tener una de las peores, porque las políticas de ayuda familiar en España son muy pobres.
-¿En qué país en concreto nos debemos fijar como modelo?
-Los países nórdicos son un ejemplo. En ellos se han puesto en marcha esas políticas de apoyo a la familia y hoy tienen una situación mucho mejor que España. Otro país con política familiar eficaz es Francia, donde se ha mantenido independientemente de que gobiernen partidos de derecha o de izquierda desde hace cien años, ya que lo consideran algo necesario para el país.
-¿Cree posible en España un pacto de Estado por la demografía?
-Sin duda. Estas políticas tienen que saltar por encima de las ideologías. Son políticas cuyos únicos beneficiarios van a ser los propios ciudadanos, las familias. Como los grandes asuntos que afectan al país, es necesario que detrás de estas políticas haya un pacto que permita desarrollarlas.
-Las medidas económicas parecen claras, pero ¿cómo se logra cambiar la mentalidad de la gente?
-Sin duda, hace falta cambiar la mentalidad, pero debemos partir de un hecho: cuando a las españolas les preguntas por el tamaño ideal de su familia, buena parte aspira a al menos dos hijos. Luego, la realidad es que muchas tienen uno o ninguno, cuando la renovación de la generación está en una tasa de fecundidad de 2,1. Si se diesen las condiciones de ayuda necesarias, la tasa de fecundidad y la descendencia final mejoraría.
-Pero, en cambio, en la época de nuestros padres no tenían menos dificultades económicas y había muchas más familias numerosas…
-Es cierto que el descenso en la fecundidad no se explica por un solo factor y que se ha producido un cambio en las mentalidades. No podemos decir que haya culpables, hay causas, y son las mismas que en cualquier país desarrollado: descenso de mortalidad infantil, proceso de urbanización, aumento del coste de los hijos, secularización, pérdida de ciertos valores tradicionales… Los procesos de secularización han influido en muchas familias, que han disminuido su descendencia. En el caso de España, además, se han dado una crisis económica fuerte, menos matrimonios y con más retraso, e hijos tardíos.
Está disminuyendo el número de mujeres en edad de procrear, debido a que a las nacidas tras el «baby boom» les toca ahora ser madres y, como son pocas, el número total de hijos va a ser pequeño. Me preocupa que les exigimos que tengan más hijos, pero al tiempo una mayor incorporación al mundo laboral. Por eso se necesita una buena política de ayuda familiar que permita una conciliación de verdad.