“Yo le dejo que vaya con su padre, pero es el niño el que no quiere ir”. Las familias afectadas por la utilización de los hijos conocen de primera mano frases como esta. Es más, están acostumbradas a escucharlas. Son casos de madres o padres en procesos de divorcio que manipulan a sus hijos para vengarse de su pareja sin saber que, al hacerlo, también están haciendo víctima de maltrato infantil al hijo que, de la noche al día, se ve privado no solo del vínculo con uno de sus progenitores, sino con los abuelos, los tíos, los primos que hasta entonces se relacionaban con él.
Un grupo de profesionales del ámbito del Derecho y la Psicología han creado la fundación Filia para denunciar el “cada vez más alarmante” número de casos de manipulación de menores por parte de uno de los progenitores en las separaciones. Según sus datos, el 30% de los 150.000 procesos de divorcio que cada año ocurren en todo el Estado son de tipo contencioso, por lo que en todos ellos existe “riesgo” de utilización de los menores.
Desde que la Fundación echara a andar hace ahora dos meses, solo en Euskadi 700 afectados ya se han puesto en contacto para solicitar asesoramiento, 2.700 en todo el Estado. “Estamos desbordados. Acabamos de empezar a echar a andar y desgraciadamente no pensábamos que nos iba a llamar tanta gente”, aseguran en Filia.
Al teléfono de la fundación llama la madre, el padres, pero también tíos o abuelos. “Son personas que se han separado hace dos meses y, de la noche a la mañana, se encuentran con que su hijo no quiere verle y le odia. Es un problema muy grave, porque en poco tiempo un padre o una madre se queda sin poder ver a sus hijos. Nosotros tratamos de ayudarles para que entiendan lo que les está pasando”, aseguran.
¿Y cómo se detectan esa manipulación? “El sufrimiento del menor empieza a ser visible cuando aparecen síntomas como tener ira contra el padre o la madre rechazado, mentir habitualmente, rechazo a uno de los dos progenitores y a toda la familia extensa de éste, ansiedad, depresión, sentimientos de culpa…”, explican en Filia. En otras ocasiones, el menor empieza a utilizar un “lenguaje o reproches de adultos”, contra el progenitor que quedará aislado.
La situación se tensa de tal forma que el vínculo se acaba perdiendo. “Legalmente tiene derecho a estar con él y a verle, pero poco a poco la relación se va perdiendo ante la actitud del menor manipulado hacia el progenitor. Existe un vacío legal”, explican. Es cuando escuchan de parte del excónyuge que utiliza: “Si yo le dejo ir, pero es él el que no quiere”. Para colmo, los menores, llegados a una edad pueden incluso decir “no quiero ver más a mi padre”, sin que sea consciente de que el “odio a su progenitor es fruto de haber sido manipulado”.
En la fundación, una “institución privada sin ánimo de lucro”, se encargan de asesorar a esas personas, derivándolas a un equipo jurídico o psicológico que trabaja con ellos. “De momento no tenemos ninguna ayuda pública y funcionamos a base de donaciones. A quien se pone en contacto con nosotros le pedimos una donación voluntaria, aunque al principio ofrecemos un asesoramiento gratuito”, explica una portavoz de la Fundación en Euskadi. El teléfono de la fundación al que pueden llamar los afectados es el 91 075154.