Cuando uno lee la excelente posición de Finlandia en PISA, la evaluación que la OCDE viene realizando desde el año 2000, siente un poco de envidia.
Estudiando más a fondo la política educativa de dicho país, se descubre que esos buenos resultados son el fruto de factores que implican a distintos estamentos.
Por un lado, en Finlandia, las autoridades educativas prestigian la figura del profesor mediante una cuidadosa preparación y una rigurosa selección de los candidatos, en la que se mide no sólo la excelencia académica (piden nota de 9 sobre 10 en el bachillerato), sino la sensibilización social –participación en actividades de voluntariado- , empatía, aptitudes artísticas y tecnológicas, y un largo etcétera, de forma que sólo los mejores acceden a los puestos de profesores.
Todo ello es una prueba de que la sociedad finlandesa valora la educación y quiere poner sus niños y jóvenes en las mejores manos.
Los padres podemos pensar, con razón, que todo esto no está a nuestro alcance –salvo que además de padres seamos consejeros de educación, por ejemplo-.
Sin embargo, existen otras características de la educación en Finlandia que cualquier padre puede poner en práctica sin necesidad de ser un profesional del gremio.
Los expertos coinciden en que el éxito finlandés se debe al buen engranaje de los principales agentes educativos: los padres, la escuela y los recursos socioculturales.
“Los padres tienen la convicción de que son los primeros responsables de la educación, por delante de la escuela, y secundan el esfuerzo del colegio” dice un estudioso del sistema finlandés.
El 80% de las familias finlandesas van a la biblioteca el fín de semana: todo un dato para la reflexión personal. ¿Cuándo fue la última vez que llevé a los niños a una biblioteca – infantil- o a un museo?
¿O cuántas películas inglesas o americanas hemos visto en casa en versión original? Es conocido que en Finlandia la población es bilingüe, entre otras cosas porque las películas no se traducen al finlandés.
Y es que los finlandeses, con su tradición cultural luterana no caerán ingenuamente en el engaño de conseguir una meta elevada sin el esfuerzo que ello supone.
Fuente:Sontushijos