Divorciados bajo el mismo techo

En una época de temporal económico para cada vez más parejas guipuzcoanas la separación ya no significa que cada uno viva por su lado. Se tramita el divorcio pero la ex relación amorosa se convierte en una relación de convivencia porque ninguno de los miembros del matrimonio puede permitirse irse de casa.

Así lo señalan desde Agipase, la Asociación Guipuzcoana de Padres y Madres Separados, y lo constatan algunos letrados que han visto cómo los acuerdos para este tipo de convivencia han ido en aumento a medida que se ha ido recrudeciendo la crisis económica. Las parejas optan por esta solución porque creen que es algo temporal: “Se lo plantean como algo pasajero mientras consiguen liquidez para irse cada uno por su cuenta gracias a la venta de la vivienda que comparten “.
Pero una vez más la recesión económica se atraviesa en su camino y esa supuesta venta de la casa tarda mucho en llegar. Además, este tipo de acuerdos no solo se dan entre las parejas que mantienen una buena relación. “Hay matrimonios que incluso no se hablan y viven juntos después de la separación, hasta en los casos en los que han estado a punto de llegar a un divorcio contencioso “, apunta la mediadora familiar de Agipase Arantza Bergara.
Tanto desde la asociación como los letrados que se encuentran con estos casos desaconsejan encarecidamente una convivencia de este tipo. Pero hay consejos difíciles de cumplir. La abogada de familia Gloria Abanda confirma que ve “cada vez más” este tipo de situaciones. Y añade que “suelen ser situaciones difíciles porque son parejas a las que les cuesta mucho convivir y se crea una situación de depresión “.

“Es una barbaridad “
Los adultos no son los únicos que salen mal parados. Muchos de estos acuerdos se dan en parejas con niños a pesar, una vez más, de las recomendaciones de Agipase. “Les intentamos disuadir de que realicen este tipo de acuerdos porque al final suelen ser los hijos los que acaban padeciéndolo. Intentamos convencerles de que lo que están haciendo es una barbaridad, les hablamos de los efectos que han tenido este tipo de acuerdos en otros niños “.
Por la asociación han pasado experiencias concretas que revelan hasta qué punto los hijos sufren los desacuerdos de sus padres. “Tuvimos un caso de un niño que a raíz de la separación de sus padres se volvió muy travieso, hasta el punto de que alguna de sus trastadas fue en contra de la salud pública “. Cuando la psicopedagoga de Agipase habló finalmente con el pequeño, éste le contó que esas travesuras las hacía porque quería que sus padres se saludasen a la salida del colegio.
Desde la asociación suelen aconsejar que alguno de los miembros del matrimonio opte por irse a casa de un familiar si no dispone del presupuesto suficiente para mudarse a su propia vivienda. Si esta opción tampoco es posible, Agipase cuenta con un piso cedido por el ayuntamiento de Errenteria para que los padres separados no tengan que verse en esta complicada convivencia. Se trata de una vivienda con siete habitaciones, de las que cuatro son para los padres y tres para los niños. Es un lugar que suele estar muy demandado y en el que sus inquilinos pueden permanecer por un periodo máximo de un año. “Este piso les da la oportunidad de que, abonando un alquiler, puedan convivir junto a su hijo. Muchas veces los padres separados que consiguen irse de casa acaban compartiendo piso y los niños tienen que estar en la misma habitación que ellos “, apunta Arantza Bergara.
Otra manera de hacer frente a la imposibilidad de obtener liquidez a través de la venta de la vivienda en el caso de la custodia compartida es ir turnándose el piso que ambos mantienen en propiedad: “Cuando los padres tienen una custodia compartida se suelen turnar la convivencia en el domicilio. Durante quince días es uno de los padres el que permanece en casa juntos a los niños mientras que el otro miembro de la pareja se aloja en casa de algún familiar “. En Agipase admiten que esta no es tampoco la mejor manera de dar solución a su separación pero aseguran que “funciona bien “ porque suelen establecerse unas pautas muy concretas sobre cómo tiene que desarrollarse la convivencia.
Además de cómo poder solucionar estos conflictos de convivencia entre las parejas, la pregunta estrella tanto en despachos de abogados como en Agipase en los últimos años es: “¿Cuánto me va a costar? “. Y es ese mismo miedo económico el que hace que los matrimonios se replanteen la separación u opten por no seguir adelante con ella porque no pueden permitírselo. Ante esta situación, desde la asociación derivan a las parejas a la justicia gratuita, “que suele funcionar muy bien “, según Agipase. Incluso la mediación para que las partes implicadas no lleguen a un litigio contencioso suele hacerse a través de esta vía.
Visión positiva del conflicto
Cuando el desacuerdo invade las conversaciones de la pareja y aumenta la tensión los psicólogos llaman a plantearse ese conflicto “de forma positiva “. Este consejo, que muchos pueden creer que suena más fácil de lo que cuesta llevarlo a cabo, consiste en “darle la vuelta a la situación de sufrimiento, en la que no podemos pensar, y aprender a reflexionar y gestionar el conflicto “, señala la psicóloga y profesora de la UPV Sagrario Yarnoz.
De lo que se trata es de percibir lo que está sucediendo como “una forma de aprender de uno mismo y conocerse “. Según Yarnoz, directora del posgrado de la UPV especializado en divorcios, una buena manera de llegar a hacer esto es a través de la ayuda de un psicólogo. Es una opción que los abogados también recomiendan a determinados clientes. “A veces viene al despacho gente que tiene dificultades y a quien encuentro muy desorientado, así que le suelo recomendar que acudan a un profesional, un psicólogo que les ayude a pensar con claridad y que les oriente en las consecuencias de los divorcios “, afirma Gloria Abanda.Fuente: Family Watch