Déficit autonómico: carambola a tres bandas

El Economista.-El Gobierno tiene un reto con el déficit de las comunidades autónomas. Para resolverlo, debe hacer una carambola a tres bandas y jugar bien al billar de la economía internacional, la política nacional y el poder dentro del PP. La banda internacional está relacionada con la confianza en España. Un analista o inversor extranjero entiende con dificultad el funcionamiento de la estructura territorial del Estado español.

El gasto público está distribuido en tres niveles: ayuntamientos, comunidades autónomas y Administración Central. El primero, el local, parece controlado y la Administración Central muestra una voluntad decidida de reducción de gasto.

Efectos de la negociación del déficit autonómico en la prima de riesgo

La sospecha de los analistas internacionales es que algunas comunidades autónomas no pueden y, más aún, no quieren contener su déficit. Una negociación ruidosa con el Gobierno arrojaría dudas sobre la posibilidad de cumplir los objetivos de déficit del Estado negociados con la UE. Un inversor en deuda soberana puede entender poco el complejo equilibrio de la Constitución española. La discusión sobre el soberanismo mezclada con el problema del déficit catalán desconcierta a quién no conoce bien la política española. Si se eleva de tono, con diatribas interminables y confusas, el sensible mundo del dinero se retira. La Prima de Riesgo se eleva y será más difícil cumplir el objetivo de déficit por los gastos de intereses y amortización de la deuda soberana. De manera que, a nivel internacional, lo más conveniente sería un acuerdo rápido y pacífico sobre los techos de déficit con cada una y todas las Comunidades.

La cohesión nacional requiere flexibilidad

Si la banda internacional es importante la nacional no es desechable. Con la negociación del déficit catalán coincide el reto soberanista de Mas. Un president ahogado financiera y políticamente. ERC quiere forzar el llamado «Derecho a decidir» a cambio de apoyar los Presupuestos de la Generalitat. Pero también quiere quedar como progresista que defiende los servicios públicos para lo que pide un déficit superior al 2%. Su estrategia: «cuanto peor, mejor». CiU está prisionero de su aliado. Sólo un apoyo del PSC y del PP le permitiría sacar los presupuestos sacudiéndose la presión de Junqueras. Para eso necesita un acuerdo con el Gobierno central que pueda vender como razonable a su opinión pública. Es decir, con un déficit mayor que el 1,7% del PIB -el que el Gobierno ofrece a todas- aunque menor del que exige ERC, que es superior al 2,2%.

El ministro Montoro ya ha dicho que le es difícil pasar del 2%. Si se acuerda esa cifra, Mas podría abandonar a los republicanos y volver a la política moderada de la genuina CiU. Eso sería bueno para la cohesión nacional. Además, permitiría flexibilizar el déficit a otras comunidades como Valencia, Murcia y Andalucía. Gobernadas por el PP y el PSOE.

La rebelión de los barones del PP

La tercera banda es intrapartidaria. Algunos de los llamados barones del PP se quejan porque, según ellos, sería injusto que se admitieran mayores déficit diferenciados para los que incumplieron. La protesta es, además, un discurso electoral. Ya ha pasado el ecuador de la legislatura autonómica, quedan dos años para las elecciones. Necesitan popularidad y, en algún caso, despegarse de la imagen del PP nacional, con expectativas de voto a la baja.

En la edad media, cuando los barones se rebelaban, el monarca tenía que imponer su poder ¿Tendrá que hacerlo Rajoy? Su natural tranquilo hace que no muestre inquietudes. Pero tampoco puede permitir que su casa se convierta en un gallinero. Esta dimensión del déficit autonómico no es la menor. Aunque, como no hay mal que por bien no venga, tener barones levantiscos, puede servir de argumento negociador frente a los incumplidores. A éstos últimos se les puede argumentar que sean moderados en su petición, para no irritar demasiado a los cumplidores. Así que Montoro y Beteta, ministro y secretario de Estado, tendrán que jugar en este billar haciendo una carambola a tres bandas: internacional, nacional y Partido Popular ¿Podrán?

José Ramón Pin Arboledas, profesor del IESE.

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