Fuente: Universidad de Navarra.
Para ayudar a los hijos a tener una mente sana, los padres deben evitar sobreprotegerles, ayudarles a vencer el miedo a sufrir, tratar de convencerles de que lo importante no es el éxito sino la lucha por conseguirlo; y enseñarles a quererse a sí mismos tal y como son, mostrándoles sus cualidades positivas una y otra vez, no sólo por lo que hacen o consiguen. Así lo aconseja el doctor Fernando Sarráis, psiquiatra, psicólogo y profesor de la Universidad de Navarra, en su último libro, “La Mente”. El doctor Sarráis aborda el desarrollo psicológico en las distintas etapas de la vida: infancia, adolescencia, etapa adulta y ancianidad; y define también el concepto de personalidad y los tipos de caracteres normales y patológicos.
“La autoestima en un niño depende de la valoración y del amor que recibe de los demás, en especial de sus padres, hermanos, parientes, amigos y profesores”, describe el autor. El profesor Sarráis anima a desarrollar en los jóvenes la fortaleza, cualidad de la voluntad, mediante pequeños esfuerzos diarios, y la tolerancia a la frustración, que supone soportar bien el sufrimiento, para evitar que desarrollen un excesivo temor a sufrir y la posibilidad de desarrollar fobias. La tolerancia a la frustración se relaciona directamente con la resiliencia, que es la capacidad de recuperar el estado mental normal después de un acontecimiento que causa sufrimiento”, incide.
La publicación busca mostrar de modo sencillo y breve el funcionamiento de la mente humana, tanto sana como enferma. Por la relevancia actual de las adicciones, el doctor Sarráis trata en profundidad sus causas y tratamientos, y cómo afectan a las personas que las padecen y a la gente de su entorno. Aporta además varias estrategias para prevenirlas. Para ayudar a alguien que ha caído en una adicción, “lo más importante es la prevención, pues el tratamiento es muy difícil, complicado e incierto. Esta prevención ha de empezar con una exaltación de la libertad personal e interior, que es la que se pierde cuando hay una adicción”, asegura.
“Con los adolescentes, adultos en ciernes, hay que hablar poco y actuar mucho”, escribe y aboga por ganarse su confianza y hacerles sentir que los educadores les apoyan. El profesor Sarráis habla también de no dramatizar los defectos y los errores de los jóvenes; enseñarles a ser sinceros y, por qué no, permitirles que tengan un mal día. “Conviene inculcarles una visión positiva de lo que son y de cómo son; hacerles ver que no resultan molestos por estar en la ‘edad del pavo’ e intentar ponerse en su lugar”.
Otra de las claves que apunta el doctor Sarráis es dejarles descubrir por sí mismos lo que quieren y lo que buscan; evitar ponerles en contra de sus amigos, “porque los necesitan”, apunta; y enseñarles a obedecer y respetar la autoridad. “Esto requiere que se les exija disciplina, cumplir encargos, tareas, horarios…, etc, pues ‘el que algo quiere, algo le cuesta'”, recalca.
“Hay adicciones que son muy graves porque rápidamente deterioran la salud física del adicto y le roban las cualidades positivas de su personalidad“, continúa. En su opinión, las más graves son: el consumo de cocaína (y otros estimulantes), heroína (y derivados, entre ellos el fentanilo) y el abuso de alcohol, y después, la adicción al placer sexual.
Sarráis también explica que la idealización del placer sexual como camino a la felicidad en la sociedad actual es “el mayor engaño de nuestra época”. “El consumo de placer conduce a la repetición y a la adicción con rapidez; hace a las personas egoístas, pues el placer es para sentirse bien uno mismo, no para hacer felices a los demás; y da prioridad a sentirse bien, no a ser feliz”, concluye.
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