Las siglas de CEAPA, una Confederación de Asociaciones de Padres y Madres de la escuela pública, ha sido noticia estos días por convocar la huelga estudiantil junto a la organización radical Sindicato de Estudiantes. CEAPA se define a sí misma como «entidad social, no confesional, progresista e independiente, que trabaja por una escuela pública de calidad, lograr el éxito escolar de todo el alumnado».
«Resulta llamativo», explica Fabián Fernández de Alarcón, vicepresidente de Profesionales por la Ética, «que una organización de padres que trabaja por la calidad de la enseñanza convoque lo que se anunciaba como una «semana de lucha» que ha hecho perder clases a los alumnos dando lugar a episodios lamentables como el que hemos visto en Mérida y a quema de contenedores y otros elementos en varios lugares de España». Fernández de Alarcón señala que, por el contrario, CEAPA ha sido muy crítica con los padres objetores a Educación para la Ciudadanía.
Profesionales por la Ética ha sabido que no todas las Federaciones territoriales que integran CEAPA están de acuerdo con la convocatoria de la huelga de estudiantes por parte de CEAPA. Así, por ejemplo, la Federación de Padres de Almería, que apoya las reivindicaciones de la escuela pública y pide la dimisión del ministro Wert, se ha desmarcado expresamente de la convocatoria de huelga; en el mismo sentido se ha pronunciado la Federación de Aragón. La Federación de Córdoba es más explícita, ya que afirma que «manteniendo nuestra máxima del derecho a la educación, no estamos de acuerdo con la no asistencia a clase del alumnado». La Federación de Granada ha dejado en manos de las familias la decisión de ir o no a la huelga mientras la Confederación de Andalucía dejó claro que apoyaban la huelga pero se desmarcaban de la convocatoria.
«Estamos», asegura Fernández de Alarcón, «en la culminación de la politización máxima de la enseñanza, no en una reivindicación legítima de derechos; han convertido la escuela en un campo de batalla ideológico. Conviene cuestionarse, además, por qué las asociaciones de padres, como CEAPA, tienen que recibir del Estado, es decir de nuestros impuestos, cantidades astronómicas como los 773.628 euros que ha acumulado los últimos cinco años. Al final, lo que tenemos son organizaciones que no se sabe a quién representan pero que siempre están dispuestas a ser correa de transmisión de algún gobierno o de partidos políticos, como sucede con los sindicatos políticos. Es hora de que los padres nos impliquemos de verdad en la educación sin seguir consignas de Gobiernos ni de organizaciones radicales y partidos que buscan agitar las aguas para obtener sus propios fines».
Fuente:Profesionales por la Ética
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